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ULTIMAS PALABRAS


Título: ÚLTIMAS PALABRAS

Autor: Francisco Pérez de los Cobos. Ex Presidente del Tribunal Constitucional.

Edita: La Tercera de ABC, domingo 27 de diciembre de 2020.


Magnífica reflexión sobre la hora de la muerte y sus circunstancias. El autor evoca con elegancia una serie de éstas que van desde lo histórico y lo jurídico hasta lo cómico o anecdótico, pero siempre referidas a las palabras que puedan pronunciarse en los umbrales de la muerte.


Tan buena como la letra del texto es la ilustración de Carbajo que la ilumina (o la oscurece). Todo ello me ha llevado a mí a reincidir sobre algunas de las mismas consideraciones que ya he tratado en otros sitios, cambiando las formas, a echar de menos otras que me resultan importantes y acercarme a otro tipo de últimas palabras que también tienen su aquel.

Consumado mi elogio a Carbajo, con su moribundo expresando su última voluntad ante su llorosa deuda, me he permitido minimizar la figura para expresar que dicho moribundo, lo que dona, es la clave de acceso a su portátil.


Para no perder detalle, voy a copiar lo que se lee en la Fábula de Esopo, lo que he añadido, y lo que acompaño como adorno.

Un hombre alimentaba juntos a un cisne, por su canto, y a un ganso, para la mesa. Llegado el momento de sacrificar al ganso, como era de noche, el hombre no pudo distinguir, y cogió al cisne.


Éste, viendo próximo su fin, entonó su canto característico y con ello delató al hombre su error y se dio su propia salvación.

El gesto que nos salva. El paradigma del gesto es el de la mano.

Y una mano amiga, asida a la del moribundo, le salva de la muerte .     … De la muerte en soledad.


Dice nuestro autor:

Desde antiguo, el Common Law ha presumido que los moribundos no mienten y ha concedido valor probatorio a su testimonio.

Pero, ¡ojo! No vaya a pensar alguien que “últimas palabras” es lo mismo que “últimas voluntades” y mucho menos que el certificado de éstas, porque por ahí anda suelto mucho listillo al acecho del nuevo testamento que no es precisamente el de la Catequesis.


Nuestro autor se refiere brevemente a Quevedo de moribundo. Voy a completarlo copiando del original. Miren lo que dice en la pág. 144 el primer biógrafo de Quevedo, el abad italiano Don Pablo Antonio de Tarsia, Doctor Teólogo y Académico de Nápoles. El libro se titula Vida de Don Francisco de Quevedo y Villegas y fue publicado en Madrid en 1663: