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Terminología para la RAE


PREÁMBULO


Hace ya muchos años, desde la Asociación de Ingenieros del I.C.A.I. me pidieron participara en el Comité de Inventiva y Creatividad del IIE. Cada Asociación de Ingenieros debía estar representada en todos los Comités del Instituto. Allí sigo, pero llegó un momento en que pensé que también podría aportar algo a otro Comité cuyo cometido me interesaba: el de Terminología. Y ello siempre, naturalmente, que este Comité aceptara mi colaboración.

     

Era su Presidente entonces Juan José Alzugaray que antes había sido Presidente del IIE. A su vez había heredado la Presidencia del Comité de Terminología de otro Ingeniero Industrial, Antonio Colino López, que dejó este lugar al ingresar en 1972 en la Real Academia Española, y que desde antes era Académico de la de Ciencias.

     

Esta circunstancia era muy propicia al trabajo del Comité: aportar la definición de palabras técnicas para su incorporación al Diccionario de la Real Academia cuando éste no las recogiera, o enmendar alguna existente ya para mejorarla. Por su parte, el Comité me acogió con generosidad y en él continuo con mi mayor interés desde hace ocho años.

     

Extraordinario el planteamiento. Pero la realidad …

     

A manera de rimero en desorden voy a exponer cosas tal como yo las percibo mientras trabajo en el Comité:


- Aunque la RAE conserva su lema en el escudo, ya no está para limpiar, fijar y dar esplendor: está para hacer de notario de lo que habla el pueblo (me lo dijo un Académico).

- En el Comité, por tanto, hemos de promover palabras técnicas que sean entendidas por la gente vulgar.

- Sin embargo no es siempre fácil encontrar el límite de lo técnico. El ingeniero de una explotación petrolífera en el desierto usa la geometría acotada para su topografía, y la cantimplora ...

- Pero como el Comité lo componen muchos profesores de Universidad, acoge términos como holoesclerónomo, isoceraúnico, etc. Lo encantador es que, al mismo tiempo, un reputado Ingeniero de Caminos puede aportar términos tan llanos como berengeno, muy empleado en ingeniería civil y arquitectura.

- No se supone que aquellas voces sofisticadas, tal como las planteamos, sean competencia del Diccionario de la RA de Ciencias porque en él seguramente ya están para uso de científicos, y con más detalladas explicaciones.

- El Comité rara vez admitirá neologismos serios porque, naturalmente, aún no están en uso. El DRAE sí admitirá guay (nueva versión coloquial, que la antigua interjección poética ya se recogía), pirárselas, vender la moto, etc.

- Además, la RAE no nos aceptará voces que no estén ya recogidas en los diccionarios Petit Robert, francés y Collins, inglés.

- El Comité ve con malos ojos que el DRAE admita el término inglés catering en vez del anacrónico castellano bastimento.

- Pero al mismo tiempo vería con complacencia en nuestro diccionario joystick o launch en vez de un neologismo español.

- Nuestras propuestas deben ir avaladas por un uso extendido en nuestra lengua. Internet es ideal para cuantificar la extensión de ese uso.

- Pero si a pesar del uso generalizado no gusta la propuesta, se desestima la exigencia.

- Lo más simpático: En 2001 yo propuse una nueva acepción de la voz fuente como clase de letra empleada en informática. Han pasado seis años sin que la RAE la haya recogido. Comento la circunstancia con un lexicógrafo de la RAE; le advierto que aunque el Diccionario no admite mi nueva acepción, en la Ayuda para la consulta de la versión electrónica del DRAE se puede leer: … utilice una fuente de tipo unicode-2 …  Respuesta del lexicógrafo: “Es que los informáticos son muy suyos …”

- La RAE nos colma de parabienes y elogios por nuestro trabajo pero apenas incorpora nuestras propuestas.

- Y coronando el montón: Otro Académico, en este caso de la R. A. de la Ingeniería nos apunta con fundamento, al verdadero problema: de los 44 académicos de la RAE, sólo dos son técnicos (por añadidura eminente, también Académicos de la R. A. de Ciencias).

Dos, cuando escribí esto: ya sólo queda uno.


MORALEJA


Yo me encuentro muy a gusto en mi trabajo de indagación lingüística. Ello me satisface mucho más que el hecho de que mi contribución pueda satisfacer al Comité o a la Real Academia. Por tanto voy a mostrar en mi sitio web las aportaciones al Comité de Terminología del IIE tal como las hice (en ocasiones con ligeras mejoras surgidas del propio Comité), y al margen de que hayan sido admitidas, rechazadas o modificadas por él. El 29-9-08 tenía aportadas 113 voces, ya fueran nuevas, nuevas acepciones o modificaciones a otras ya existentes en el DRAE.

     

Para que no cunda el pánico diré que mis propuestas que no salieron adelante no fueron rechazadas por malas, sino por mejorables, inoportunas, redundantes (con olvido de que los sinónimos sirven para enriquecer una lengua), porque no son de uso común (claro, eso les pasa a los neologismos), por razones acomodaticias, etc. Pero también aporto las plausibles razones que el Comité pudo esgrimir para rechazar mis propuestas (ver la voz falsificable).

     

En cualquier caso he de decir que yo estoy lejos de ser uno de esos luchadores  natos que pelean hasta el desaliento por sus ideas. Hay miembros del Comité que sí están dotados de esa virtud y ello los honra.

     

A veces he podido proponer alguna voz que ya estaba en el DRAE digital pero que yo no había encontrado por problemas de búsqueda por aproximación. En otras ocasiones he podido proponer voces que ya se habían tratado antes en el Comité: la verdad es que no siempre ha sido fácil disponer de un histórico actualizado del trabajo del Comité. Mezcladas con voces técnicas hay otras que no lo son: me tropecé con ellas en mi búsqueda  y no quise dejarlas pasar.


Asimismo inserto cuestiones que en sentido estricto no tiene que ver con el trabajo del Comité pero que yo he juzgado de interés lingüístico y que saltaron como liebres en mis sesiones cinegético-diccionariales.

     

Hay otra cuestión reseñable.     El formato de mis definiciones puede oscilar entre lo diccionarial (definición breve) y lo enciclopédico (definición que suele ampliarse según conveniencia, con el proceso que da lugar a lo definido).

     

También debo añadir que desde el segundo día (el primero lo empleé en ver cómo funcionaba el Comité y cada uno de sus componentes) me apliqué en lo que consideraba más importante desde un punto de vista operativo: Dar por escrito mis propuestas a cada uno de los miembros del Comité. Esto mismo lo hago últimamente mediante arrobas (el curioso puede ver el significado que doy a esta palabra, buscándola en la relación que sigue).

     

Y que dichas propuestas fueran motivadas (como se dice en la jerga del derecho). En ocasiones suelo incorporar la fuente documental (un libro, una revista, INTERNET, otro diccionario, una enciclopedia, etc.). Ello no quiere decir que mi aportación sea necesariamente una mera copia del original; más bien suele ser su reconfiguración.

     

Debo reseñar por fin una cosa más. En vista del éxito con el paso del tiempo, el Comité se ha propuesto colgar el resultado de nuestro trabajo en la pag. web del IIE. Para ello se ha adoptado una estructura formal que uniformiza la presentación de las voces que se definen. Como en esta mi presentación yo no me atengo a esa estructura, puede que haya discrepancias comparando ambas. Hay que tener en cuenta que yo siempre he procurado hacer acotaciones a mis aportaciones a manera de orientación para el estudio de los miembros del Comité. Esto, que es de orden interno en el Comité, no aparecerá en la web del IIE, pero sí en esta mi relación de palabras. Además, en el momento de trasladar este contenido a mi web, he repasado el texto y corregido lo que me ha parecido pudieran ser anacolutos.


Ahí van:




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