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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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              LA GAVIOTA


Sobre el cielo sustentas tu belleza

con alas de zancadas ondulantes

que dibujan piruetas elegantes

exhibiendo con gracia tu destreza.


Fuerte pico amarillo es tu rareza,

junto con negras plumas gobernantes

que el vuelo reorientan, dominantes:

así el blanco del cuerpo se adereza.


Un blanco que no manchas con tu oficio

pues del aire una fiesta tan brillante

es sólo pasatiempo en beneficio


de la cara armonía circundante:

que belleza va unida al sacrificio

de limpiar la bahía en mar menguante.


                CEBOLLERA

        DESDE VALONSADERO


El cuco que se instala en lontananza,

a caballo del aire de la sierra

extiende su mensaje por la tierra:

el juguetón de monocorde danza.


El eco de la voz que el cuco lanza

se mezcla al espectáculo que cierra

nieve lejana y roble que se aferra

a vivir de este suelo sin mudanza.


Sus manchas le prestó a la cordillera

la nieve en  la montaña ennegrecida

que a una vaca holandesa pareciera


reposada rumiando su comida,

para ofrecer el fruto que se espera:

el agua bienhechora y bendecida.


           FLOR DE JARA


Nevaba en el jaral el mes de mayo

nieve de flores olorosas puras

empapadas de azules singladuras,

cual turbión invernal, … como un ensayo.


Así estaba de alegre, así de gayo

el monte entero en todas sus anchuras.

Insectos amadores en posturas

adornaban su tálamo de bayo.


Arenas de granito degradado

son tu solar, jaral conquistador

de inhóspito desierto desecado.


Mas blanco y amarillo de color,

y de pintas oscuras moteado

será tu galardón: así es tu flor.


             DUERMEVELA


Cómo pesa la noche en mi costado!

Cómo duele tu ausencia no querida!

Cómo se espanta el ave malherida

cuando no ve su amor, enamorado!


Laberinto de pájaros trenzado

con quimeras que tienen por comida

los sueños que no alcanzan a ser vida,

desmenuza en mi frente tu pasado.


Cuando llegue la aurora deseada

he de trenzar una guirnalda blanca

de flores, y del viento desmembrada,


y prenderla en tu espalda que se arranca

huyendo una locura mesurada

por no volver a mí tu vista franca.


       

     INVIERNO POR LA TARDE


Las cinco suenan y se va la tarde

rozándose en los árboles del río

que caminan conmigo bajo un frío

de anochecer, y el corazón me arde.


La senda que me lleva es puro alarde

de todo lo que quiero como mío

mezclando lo temprano y lo tardío

con afanes de ensueño que Dios guarde.


Se va la tarde y el invierno queda

y yo me voy en busca de otros sones,

que la vida no cesa mientras rueda.


Todo resulta inútil si te opones:

Prefiero compartir lo que se pueda

con el río, la tarde y mis canciones.


                 A MI PADRE


A dónde caminabas tan de prisa

gastándote la vida sin descanso?

Mi corazón no puede más, me canso!

te oí decir al filo de  la brisa.


Y al jugar los pequeños con su risa,

te despertaron el recuerdo manso

de otra orilla extendida en el remanso

  que has de cruzar, pues el momento avisa.


Jamás te conformaste con verdades,

rebuscador leal de la verdad

y curioseador de novedades.


Por fin vas a volar en libertad

dejando esta ciudad por las ciudades

que aprecian como tú, la lealtad.


        ATARDECER EN EL TREN


Al correr de los postes, la noticia

se coló por los ojos del viajero:

Sentado estoy, bebiéndome el primero

la poca luz que queda y beneficia.


Pues beneficio y arte es la pericia

de hacernos maravillas en febrero,

cuando avisa el Divino Relojero

que el grandioso espectáculo se inicia.


Los árboles de invierno se  me antojan

radiografías que la tarde airea,

y las besanas, negras, acongojan


al mismísimo sol que redondea,

colorado, en rastrojos que despojan

dos bandadas de cuervos en pelea.


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