QUIÉN hay detrás

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ProbMesa


Érase una vez un carpintero desmemoriado que vivía con sus dos animales de compañía: un gato tangrámico y una tortuga antigua. Pero fíjense, antes de seguir, en lo derrochones que somos los españoles comparados con los ahorradores ingleses. Éstos llaman a eso pets, una palabra de cuatro letras; nosotros necesitamos tres palabras con un total de 18 letras más dos espacios. Así nos va, que luego tenemos la deuda pública por las nubes.


Bueno, es el caso que el carpintero había medido en su día la altura de la mesa pero se le había olvidado dónde guardaba el dato, así que hubo de recurrir a sus animalitos para actualizarlo a fin de construir otra mesa igual.

Subió la tortuga a la mesa y el gato, que es muy vivo, dándose cuenta de la maniobra que se preparaba, se colocó tal como se le ve a la izquierda. La tortuga, muy antigua ella (todavía vive en los tiempos en que se creía que la tierra era plana), llegó al borde y, en ese mismo momento el carpintero midió la cota a que resultó ser de 130 cm.


Como se esperaba, la tortuga se cayó al suelo porque, sabido es, la tierra no es plana. El avisado gato se subió a lo alto y, en ese momento el carpintero midió la cota b = 170 cm.


El responsable carpintero pide al amable lector que calcule el valor de x y lo guarde a buen recaudo para que no se vuelva a olvidar.


Les voy a contar lo que me pasó cuando me enfrenté a la figura que, a primera vista, se me aparecía como un simpático trampantojo: ¿Cómo es posible que las dos cotas a y b sean distintas teniendo en cuenta que sus flechas apuntan sobre los mismos sitios (chepa de la tortuga y orejas del gato), y que ambos animales se asientan sobre los mismos lugares (lo alto de la mesa y el suelo)?


Superado el asombro, y llamando t y g a las alturas de la tortuga y el gato, respectivamente, podemos escribir:

x = 130 – t + g

x = 170 + t – g

Sumando:

2x = 300

x = 150