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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Termino lo de los medios apuntando al título del Capítulo XXV “DEL PODER DE LA FORTUNA EN LAS COSAS HUMANAS Y DE LOS MEDIOS PARA OPONERSE” porque resulta fundamental para comprender la postura de Maquiavelo frente a la vida.


Enmarca éste los fines que manejan los hombres en lo que llama las cosas humanas, y éstas vienen regidas a partes iguales por dos móviles: Dios o la fortuna, y nuestro libre albedrío.


La experiencia que van acumulando los hombres a lo largo de la vida les permite prevenir medios para oponerse a la fortuna o a la mala suerte. Se me ocurre pensar ahora en la arquitectura antisísmica que se aplica en lugares sismógenos.


Y se pregunta por qué un príncipe hoy próspero, mañana está en desgracia, respondiéndose: Porque hay quien todo lo fía a la suerte y no se prepara para adaptarse a las circunstancias que puedan sobrevenir. Incluso el modo de adaptación, en caso de darse, se manifiesta de muy distintas maneras, y se fija en dos formas extremas: cautelosa e impetuosa. Y termina el Capítulo a lo machista:

Se concluye entonces que, como la fortuna varía y los hombres se obstinan en proceder de un mismo modo, serán felices mientras vayan de acuerdo con la suerte e infelices cuando estén en desacuerdo con ella. Sin embargo considero que es preferible ser impetuoso y no cauto, porque la fortuna es mujer y se hace preciso, si se la quiere tener sumisa, golpearla y zaherirla. Y se ve que se deja dominar por éstos antes que por los que actúan con tibieza. Y, como mujer, es amiga de los jóvenes, porque son menos prudentes y más fogosos y se imponen con más audacia.

RESUMIENDO

Lo de que “El fin justifica los medios” no lo he encontrado así de explícito en todo El Príncipe. Lo que me parece más próximo a ello es esta afirmación de Maquiavelo: “Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos”.


Tengo la impresión de que Napoleón era bastante más maquiavélico que el propio Maquiavelo. Dice éste en su Capitulo VIII “De los que llegaron al principado mediante crímenes”:

Me refiero, primero, al caso en que se asciende al principado por un camino de perversidades y delitos.

Y responde Napoleón:

La expresión es duramente reprobatoria- ¿Qué importa el camino, con tal de que se llegue? Maquiavelo comete una falta al hacer de moralista sobre semejante materia.

Cuando antes anoté lo escrito por Maquiavelo:

Verdad es que no se puede llamar virtud el matar a los conciudadanos, el traicionar a los amigos y el carecer de fe, de piedad y de religión, con cuyos medios se puede adquirir poder, pero no gloria.

Callé la observación de Napoleón:

¡Preocupaciones pueriles todo esto! La gloria acompaña siempre al acierto.

Dice Maquiavelo:

Nadie deja de comprender cuan digno de alabanza es el príncipe que cumple la palabra dada, que obra con rectitud y no con doblez; pero la experiencia nos demuestra, por lo que sucede en nuestros tiempos, que son precisamente los príncipes que han hecho menos caso de la fe jurada, envuelto a los demás en su astucia y reído de los que han confiado en su lealtad, los únicos que han realizado grandes empresas.