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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Pgs. 1    2    3    4    

42.- Poco de todo. Dado que no se puede ser universal sabiendo todo lo que se puede saber acerca de todo, convine saber un poco de todo. Ya que es mucho más hermoso saber algo de todo que saberlo todo de una sola cosa; esta universalidad es la más bella. Si se pudiesen tener las dos, mejor aún, pero si hay que elegir conviene elegir ésta, y el mundo lo sabe y lo hace, porque el mundo con frecuencia es buen juez.

Diferencia entre un especialista y un generalista: Ambos empiezan sabiendo algo de algo. El especialista sigue profundizando tanto en ese algo, que sabe cada vez más de menos, hasta llegar a saberlo todo de nada. El generalista, en cambio, extiende su menor conocimiento a mayor número de algos de manera que al final consigue no saber nada de todo.

45.- Los ríos son caminos que andan y que llevan a donde queremos ir.

Esa propiedad de los ríos es la que se aprovecha para transportar una maderada.

Los modernos gimnasios están llenos de esos ríos sobre los que los atletas se ejercitan sin mojarse los pies.

59.- No fue afortunado decirlo: Excusadme, os lo ruego. De no ser por esta disculpa, no me hubiese dado cuenta que había existido agravio. Si se me permite la expresión, lo único malo es su disculpa.

Excusatio non petita, accusatio manifesta.

92.- Los sentidos engañan a la razón por medio de falsas apariencias; y este mismo engaño que aportan al alma lo reciben de ella a su vez, y así se desquita. Las pasiones del alma turban los sentidos y les hacen concebir impresiones falsas. Mienten y se engañan abundantemente.

Ver mi estudio sobre LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS, de Freud del que extraigo el siguiente párrafo: “En este juego de segundos y milisegundos se puede alojar la percepción del decapitado de que todo ocurrió como él mismo lo describe. No hay que olvidar que El cerebro nos engaña según la obra del Profesor Rubia.”

104.- Imaginación. Es esta parte dominante en el hombre, esta maestra de error y de falsedad, y es tanto más peligrosa porque no siempre es así; puesto que sería regla infalible de verdad si lo fuese infalible de mentira. Pero aunque suele ser falsa, no da ningún indicio de serlo, ofreciendo las mismas señales para lo verdadero y para lo falso.

Al analizar antes el Contenido 21 veíamos cómo el entendimiento de sutileza se corresponde con el “ojo clínico” y con quien tiene buena vista para los negocios, con alguien que, como el Rey Midas, convertíull ’a en oro cuanto tocaba.


Curiosamente, todas estas cualidades están basadas en una imaginación “bien administrada”, en una que no es falsa, sino verdadera, como dice ahora Pascal que puede ocurrir. Esta circunstancia añull –ade un gran mérito al personaje del ojo clínico porque además de usar simplemente la vista, la maneja con la penetración necesaria para filtrar su producto imaginativo y quedarse con lo que al final resulta ser de utilidad.

104.- Imaginación. (Continuación)

La razón nunca vence por completo a la imaginación, mientras que la imaginación desaloja a menudo por completo a la razón de su sitio.


Nuestros magistrados conocen bien este misterio. Sus togas rojas, los armiños con los que se envuelven como peludísimos gatos, los palacios donde dictan sentencias, las flores de lis, todo ese aparato augusto era muy necesario; y si los médicos no usaran ropas talares y chinelas, y los doctores gorros cuadrados y vestiduras demasiado amplias en cuatro partes, nunca hubiesen engañado a las gentes, incapaces de resistir a un espectáculo así. Si fueran verdaderamente justos y si los médicos conociesen el verdadero arte de curar, no hubiesen necesitado para nada las birretas; la majestad de estas ciencias habría sido suficientemente venerable por sí  misma. Pero al no poseer más que ciencias imaginarias, tienen que hacer gala de esos vanos instrumentos que impresionan la imaginación; y así es como se ganan el respeto.