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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Con eso de que los niños son los que dicen las verdades, los mayores a veces abusamos. Otras, en cambio, somos sus víctimas o, simplemente, nos sentimos retratados a nuestro gusto o disgusto.


El presentador del programa infantil le pregunta al niño:


- Tu mamá te dio alguna instrucción?


- Sí, me encargó que no dejara de decir qué trabajo tiene en el ayuntamiento.


- ¿Y qué es lo que hace?


- Lo único que recuerdo es que es una palabra muy larga y se me olvidó.


El caso de otro era éste:


- Mi madre me pidió que guardara su estado con gran secreto. Y lo divertido es que no sé en qué consiste el secreto porque todo lo que pasa es que ella está más gorda cada semana.


En el mismo programa, un tercero se explicaba así:

- Mi madre me pidió que no hablara de mi hermano Jaime. ¿Sabes? Jaime es un niño malo que da patadas, pega y escupe. Además estuvo una vez en este programa y dijo que me vendería por 10 céntimos. Bueno, pues ¡yo lo doy gratis!


Al ser preguntado un pequeño quién tenía más paciencia en casa, respondió:


- Mejor me lo callo. Si digo que mi madre, me pega mi padre y si digo que mi padre, la que me pega es mi madre.


A otro le preguntaron qué hacía su madre.


- Es una especie de ama de casa, respondió.


- ¡Umh! ¿Qué especie?


- De las vagas.


- ¿Cuántos hermanos tienes?


- Cuatro hermanos y una hermana.


- ¿Y cual es el problema más importante en una familia así?


- La lucha en la cola para tomar el baño. El último se tiene que bañar con agua fría.


- ¿Te gustan los baños de agua caliente?


- No lo sé, nunca me he dado ninguno.


- ¿Qué es lo último que haces antes de acostarte?


- Le doy un beso a mi papá y a mi mamá, y cuento el dinero que tengo en la caja.


- ¿Qué crees tú que es un caballero?


- Un señor que es amable con su mujer y que no la pega casi nunca.


Éste contestaba así a la pregunta: ¿cuál es tu asignatura preferida en el colegio?


- ¡El recreo!


En materia de espontaneidad, ingenuidad y arrojo a partes iguales, este niño se hubiera ganado un premio.

  Delante del público anunció:


- Vendo a mi hermana a mitad de precio, es decir, por 50 céntimos.


- ¿Y que harás con el dinero? le interpeló el organizador.


- Comprarme un hermanito para cambiar y para divertirme.


- ¿Y a quien se lo vas a comprar?


- A mi madre, claro, que es la que los produce todos.


Obsérvese la respuesta espontánea a la pregunta convencional:


- ¿Qué hay de nuevo contigo, pequeña?


- Mis bragas rosas con lazos azules.


Veamos unas muestras de espontaneidad y astucia mezcladas, en relación con los buenos modales en la mesa.

     Uno dice: “no se debe tirar la comida debajo de la mesa si no está el perro porque se ensucia todo”.

     Y otro: “Cuando se estornuda se debe volver la cabeza, pero llevándose con uno el plato, no sea que te echen más de lo que no te gusta”.

     Una niña recomienda muy seria: “No se debe usar el vestido de servilleta cuando está mirando mamá”.

     Otro: “Es preferible pedir más antes que rebañar tanto el plato que se borre el dibujo”.


- ¿Tienes hermanos o hermanas?


- Sí, tengo una hermana de un mes.


- ¿Y qué hace?


- Se pasa el tiempo en la valla de atrás.


- ¿Cómo puede ser eso?


- Es que es una gata.


Terminamos con este singular ejemplo de ingenuidad.

El niño responde a su profesora al ser preguntado qué hacía:


- Estoy pintando a Dios.


- Pero Roberto, nadie sabe cómo es Dios.


- Lo van a saber dentro de un momento, en cuanto termine.


Y es que quien no se haga como los niños, no entrará en el reino de los cielos.


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