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COSAS DE NIÑOS

INTRODUCCIÓN

Esta presentación es una extracción que hago del audiovisual que con el mismo título compuse hace unos 20 años. Como ahora sólo muestro imágenes y texto, se ha perdido mi voz, que es lo de memos, pero también la música que sí era lo de más. A la sazón dudé entre la sinfonía de los juguetes, de Edmund Angerer (tradicionalmente atribuida a Haydn y a Leopoldo Mozart) y otras. Por fin opté por dos obras de Mozart padre, precisamente: Un paseo en trineo y una boda campesina, que tienen “una marcha” encantadora.


Ahora puedo contemplar las fotografías de unos niños que ya tienen hijos mayorcitos y las de otros que, si no los tienen, resultan irreconocibles para quien no conoce la historia. Recuerdo la historia como algo muy simpático: echarme a la calle con mi querida yasica a la caza y captura de los chiquillos más atractivos que pudiera encontrar. Sin olvidarme de mis cinco nietos, claro, que eran todos preciosos, como ustedes mismos pueden apreciar (y de mi hijo de un año).


Ya se pueden imaginar que tropecé con todo: cuidadoras de niños que acudían a mí compitiendo entre ellas para que primero sacara a los suyos, y abuelas que los recogían recelando de mi lo peor. Se trataba de hacer un casting previo al guión que yo tenía en mi trastienda.


El guión en sí, ya tenía 35 años en mi cabeza. Se trataba de dar vida a un libro que compré viviendo en los EE.UU, y que me había cautivado: Kids say the darndest things! (“Los chiquillos dicen las cosas más increíbles”), de Art Linkletter. Era este canadiense un famoso presentador de un programa de TV de los llamados allí de costa a costa y que aparecía regularmente bajo el nombre de Vamos a visitar a los críos (él tenía cinco de esos).





El libro está avalado por firmas como éstas:



- Walt Disney hace la Introducción.

- Prentice Hall es la editorial.

- Las ilustraciones son del creador del famoso personaje niño Charlie Brown, C. M. Schulz.

Miren los comentarios en la contraportada, de dos actores-humoristas inolvidables:

- Bob Hope:  “Este Art Linkletter es una amenaza: está convirtiendo en cómicos a todos los chavales y, qué necesidad tenemos de tanta competencia? Y qué forma tan solapada de conseguir un libro!”

- Jack Benny (protagonista de Ser o no ser, la gran película de Lubitsch): “Hay quien duda si en realidad estos chiquillos son dueños de los pensamientos que transmiten a Art, pero yo sé que lo son. Me molesta comentar los secretos relativos a la edad de Art, pero cuando yo era un chaval, estuve en uno de sus programas y tuve que aportar todo el material. No digo que no me pagara … pero ha intentado usted alguna vez ir al banco a ingresar un chupa-chups?”


SEÑORES, pasen y vean.


Estamos a punto de encontrarnos con una colección de rostros amigos de todos: son niños, y tendremos ocasión de escucharles su espontaneidad desde su ingenuidad y en su mundo.


El patrimonio de la infancia está hecho de honradez, curiosidad, imaginación, espíritu de aventura y afán de saber.

Todas las cualidades que hicieron grandes a poetas, descubridores, santos, inventores y filósofos.


Ellos supieron administrar bien la herencia de su infancia. Lástima que estas virtudes se vayan perdiendo en el proceso de crecimiento de los hombres.


Y que incluso se coarten con apreciaciones peyorativas tales como motejar de infantil al adulto que se conduce con sana ingenuidad.


Pero veamos ya a los niños usar su imaginación. Aquel niño decía tener de mascota una araña que guardaba en una caja y que comía mariposas.                                                                                                                                  


- Estoy seguro de que se las come, porque le pongo una por la noche y ella se la liquida para desayunar: por la mañana solo queda un montón de huesos de mariposa.


Escuchemos estos diálogos:


- ¿Tienes hermanos o hermanas?


- No, pero tengo una idea para conseguir uno.


- ¿Cómo?


- Bueno, le voy a dar a mi mamá cosas de comer bien dulces para que se ponga gorda. Así es como se tiene un bebé.


- ¿Qué harías si te diera tres euros para gastártelos ahora?


- Primero le compraría un juguete a mi hermanito y luego me compraría yo un juego.


- Vaya, es estupendo que pienses en tu hermanito antes que en ti ...


- No, es que no tengo más remedio que comprarle antes algo a él, si no, no me deja jugar con lo mío.


Hoy los niños están cada vez más familiarizados con los animales domésticos urbanos, lo cual no quita para que a veces sientan preferencias por otros.


A aquel, por ejemplo, le gustaría convertirse en un feroz león para asustar a todo el mundo.


- Incluso a tu profesora?


- ¡Ah, no! a ésa no hay nada que la asuste.


Siguiendo con las metamorfosis, a aquella niña de apariencia tan dulce le gustaría convertirse en un gorila:


- Es que me encanta subirme a los árboles y comer plátanos.


- Todos deberíamos tener nuestro propio perro, ¿no te parece?, fue el planteamiento del adulto.


- Sí, pero mi padre no está de acuerdo.


- ¿Por qué?


- Es que ya tenemos uno pero muerde.


- ¿Qué es lo que muerde?


- Pues ratones, gatos, periódicos, y a veces, a mi padre!


Aquel otro tenía las ideas muy claras sobre animales:


- Lo que más me gusta hacer cuando salgo del colegio es despulgar gatos.


El afán de los niños por jugar a médicos y enfermeras, aunque sólo sea en pura ensoñación, es bien nototio. Veamos algunos ejemplos jugosos.


- ¿Qué harías conmigo si mi corazón se parara?


- Te haría cosquillas por todas partes.


- ¿Y si dejara de respirar?


- Te enterraría.


- ¿Qué harías si tuvieras un paciente guapo y romántico? era la pregunta a una prometedora enfermera.


- Le leería un libro.


- ¿Y si tuvieras uno feo y cascarrabias?


- Le daría píldoras para dormir.


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