Estás en: Moisès

QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

INICIO

Pgs. 1    2    3  

FREUD                                                                                       ÉXODO, 2

Lo primero que atrae nuestro interés en la persona de Moisés es, precisamente, su nombre, que en hebreo reza Mosche. Bien podemos preguntarnos ¿De dónde procede este nombre; qué significa?

1 Habiendo tomado un hombre de la casa de Leví mujer de su linaje, 2 concibió ésta y parió un hijo, y viéndole muy hermoso, le tuvo oculto durante tres meses. 3 No pudiendo tenerle ya escondido más tiempo, cogió una  cestita de papiro, la calafateó con betún y pez y, poniendo en ella al niño, la dejó entre las plantas de papiro de la ribera del río.

Para empezar, la Biblia ya da por sentado que el personaje de quien va a tratar, que no es otro, nada menos, que Moisés, era judío de la tribu de Leví por parte de padre y de madre. Por otro lado, hay que explicar lo de la ocultación del niño y, para ello hemos de retrotraernos al Génesis.


Por entonces había muchos judíos en Egipto, todos los descendientes de Jacob y de sus hijos. Ese pueblo había emigrado allí y crecía en exceso produciendo en el Faraón el temor de que en caso de guerra pudieran unirse a su enemigo para destruirlo a él.


En consecuencia el Faraón endureció el trabajo de los judíos al límite de lo insoportable. Aún así su descendencia seguía creciendo, de modo que resolvió exterminar a todo hijo varóull —n que naciera de los judíos.

Un autor del Jüdisches Lexikon opina así: «La interpretación bíblica del nombre -el que fue sacado de las aguas- es mera etimología popular, y ya la forma hebrea activa (Mosche podría significar, a lo sumo: el que saca de las aguas) está en pleno desacuerdo con ella.» Podemos apoyar esta refutación con otro argumento: sería absurdo atribuir a una princesa egipcia una derivación del nombre sobre la base de la etimología hebrea.


En cambio, desde hace mucho tiempo y por diversos conductos se ha expresado la presunción de que el nombre Moisés procedería del léxico egipcio. En lugar de mencionar a todos los autores que se han manifestado en este sentido, citaré la traducción del pasaje correspondiente de un nuevo libro de J. H. Breasted , autor a cuya History of Egypt (1906) se concede la mayor autoridad: «Es notable que su nombre, Moisés, sea egipcio. No es sino el término egipcio «mose» (que significa «ull Çniño») y representa una abreviación de nombres más complejos, como, por ejemplo, «Amen-mose», es decir, «niño de Amon», o «Ptahmose», «niño de Ptah», nombres que a su vez son abreviaciones de apelativos más largos: «Amon (ha dado un) niño», o «Ptah (ha dado un) niño». El nombre abreviado «Niño» se convirtió pronto en un sustituto cómodo para el complicado nombre completo, de modo que la forma nominal Mose se encuentra con cierta frecuencia en los monumentos egipcios. El padre de Moisés seguramente había dado a su hijo un nombre compuesto con Ptah o Amon, y en el curso de la vida diaria el patronímico divino cayó gradualmente en olvido, hasta que el niño fue llamado simplemente Mose. (La «s» final de Moisés procede de la traducción griega del Antiguo Testamento.


Tampoco ella (la s) pertenece a la lengua hebrea, donde el nombre se escribe Mosheh.)». He citado textualmente este pasaje, pero no estoy dispuesto a asumir la responsabilidad por todas sus partes. Además, me asombra un tanto que Breasted haya omitido en su enumeración precisamente los nombres teofóricos similares que se encuentran en la lista de los reyes egipcios, como, por ejemplo, Ah-mose, Thut-mose (Totmés) y Ra-mose (Ramsés).

4 La hermana del niño estaba a poca distancia, para ver qué pasaba. 5 Bajó la hija del Faraón a bañarse en el río, y sus doncellas se pusieron a pasear por la rivera. Vio la cestilla entre las plantas de papiro, y mandó a una de sus doncellas que la trajera. 6 Al abrirla, vio al niño que lloraba, y compadecida de él, se dijo: “Es un hijo de los hebreos. 7 La hermana del niño dijo entonces a la hija del Faraón: “¿Quieres que vaya a buscarte entre las mujeres de los hebreos una nodriza para que críe al niño?”


8 “Ve”, le dijo la hija del Faraón, y la joven fue a llamar a la madre del niño. 9 La hija del Faraón le dijo: “Toma este niño, críamelo, y yo te daré tu merced”. La mujer tomó al niño y lo crió. 10 Cuando fue grandecito se lo llevó a la hija del Faraón y fue para ella como un hijo. Diole el nombre de Moisés, pues se dijo: “De las aguas le saqué”


El hermeneuta hace el siguiente comentario:


La literatura asiria nos ofrece la leyenda de Sargón el Antiguo, rey de Agadé que también fue expuesto en las aguas de un río y, salvado, vino a ser un gran rey.

Ahora bien, para Freud esta conclusión no garantiza aún el que alguien con nombre egipcio sea, realmente, egipcio. De hecho, dice no conocer a nadie que lo afirme. Ni siquiera Breasted lo hizo a pesar de poder afirmar que Moisés “estaba familiarizado con la sabiduría de los egipcios”. No se explica Freud por qué ocurre tal. Quizá haya influido un sagrado respeto a la Biblia o simplemente la disuasión al pensar que tan gran hombre como Moisés haya podido ser otra cosa que judío. Habrá, pues, que aducir nuevas pruebas al caso.