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LGTBI

Gracias le sean dadas, Sra. Alcaldesa Dª Manuela, en nombre de tantas mujeres de la vecindad de O´Donell / Dr. Esquerdo, por los favores de usted recibidos. No sólo ya a las de esa vecindad, sino atendiendo a las muchas que frecuentan la zona, tan señalada por su proximidad a la sede de la medicina pública dedicada a la Maternidad, usted se ha empeñado con toda su sensibilidad, que ya era grande y notoria, en remediar el gran mal con que es acosada la mujer en general, dentro de la municipalidad de Madrid.

A sabiendas del alcance de sus desvelos, no se imagina usted los agobios, fatigas, cansancios y madrugones que acaba de evitar a esas mujeres, particularmente las de la clase trabajadora, que tenían que hacer kilómetros hasta encontrar un camino legal para evitar atravesar por el semáforo de “solo para hombres” que, me imagino, su aguda perspicacia ya ha acertado a localizar.

Era preciso que llegara a lo cotidiano la política con MAYÚSCULAS, la Política de Progreso, para acabar con ese tan arraigado mal de la discriminación de la mujer por el hecho de serlo, y a manos del hombre, ese personaje indeseable que lo mismo diseña y ejecuta semáforos en beneficio propio, que se apresta a no secundar gozoso las certeras y solidarias iniciativas LGTBI, aún sabiendo que puede ser justa y severamente castigado por ello.

Si a alguien ha pasado inadvertido el detalle, aclararé que me estoy refiriendo a un semáforo de los de siempre, que acaba de dejar de serlo. El típico de “sólo para hombres”: un muñeco de hombre verde que anda decidido y otro rojo que se queda quieto. Afortunadamente, el ingenio inagotable de la LGTBI ha salvado todas las dificultades técnicas y ya puede verse sustituido el hombre en cuestión por una pareja de hombre / mujer, él con pantalones y ella con falda. El miembro y la miembra de cada pareja van cogidos de la mano.

Lo que no queda claro es si el miembro es G y la miembra es L. Porque lo que nadie imagina es que ambos puedan ser H. La H de los Heterosexuales no cabe en el espectro Arcoiris a pesar de la prácticamente infinita gama de frecuencias que hay para los colores del arcobaleno italiano. No se trata de que los de la LGTBI sean heterófobos, no, es que como no existen desde que ellos fueron concebidos (antes sí hubo muchos), pues eso, que no se puede odiar lo que no existe. Ya les gustaría poder tener alguna inocente expansión como las de que son acusados sin fundamento contra Hazte Oír en sus sedes o su autobús, pero claro, como digo, eso es imposible y, además, no puede ser.

Lo que le pasa, Dª Manuela, es lo mismo que le pasaba al General Degaulle. Él decía que “hay que ver lo difícil que es gobernar un país con 246 variedades de quesos!”. Lo suyo es bastante peor: tiene que habérselas con una variedad infinita de longitud de onda arcoíris. Digo esto en su descargo, porque parece ser que hay lesbianas (L) del feminismo acérrimo que han protestado por el nuevo semáforo: Nueva y agravada violencia machista, dicen: “¡Nosotras somos las que llevamos los pantalones!” han proclamado con energía y, están decididas a todo.

El problema es que hay muchos más sentimientos que emoticonos o que muñecos disponibles para semáforos. Pregunte usted cómo puede hacer visible (en calidad de T), en el disco de un semáforo a alguien que dice sentirse mujer pero que en el informe de diagnóstico del Hospital de la Seguridad Social figura como un “Varón de 80 años y próstata doliente …”

Y obtenga la respuesta rápido, porque si el de la próstata es muy súpito, que diría Quevedo, y se empeña en que le ponga ya mismo en el semáforo, mientras usted da largas al asunto, usted misma puede terminar de ex-Alcaldesa, y con multa, dado que la ley LGTBI pone el sentimiento sobre cualquier otra consideración. Usted lo sabe, como excelente jurista que es.

Ley 3/2016, de 22 de julio (edición de 19-1-17), de Protección Integral contra la LGTBIfobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual en la Comunidad de Madrid.


Artículo 11. Acción positiva

2. Las Administraciones públicas madrileñas, en todos y cada uno de los casos en que participen, obrarán teniendo en cuenta que las personas deben ser tratadas de acuerdo con la identidad de género sentida.