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Título:  LA MALQUERIDA (escrito en 1913)

Autor: Jacinto Benavente. Premio nobel de Literatura 1922.

Edita: Plaza  Janés. Los Premios Nobel de literatura V (51 páginas).


Hace unos días, mi amigo Mariano me ha contado que leyendo algo sobre Stefan Zweig le había sorprendido saber que al autor vienés le fascinaba la obra de Benavente que ahora me va a ocupar.


Yo había leído hace mucho y con verdadera fruición, tan sólo dos obras de Benavente: Los intereses creados y Cartas de mujeres. Así pues, ahora que se ha abierto un hueco en mi agenda he decidido entrarme en La Malquerida que es obra de la que no tenía ni idea. El resultado es que me ha dejado también fascinado; como a Stefan Zweig (parece que a éste, por las connotaciones freudianas de la obra; y a mí, por lo mismo). Esta obra de Benavente está escrita sólo 14 años después de que Freud publicara su tratado sobre La interpretación de los sueños y, es de ver la aplicación que nuestro autor hace de aquélla, no para interpretar sueños, sino realidades muy complejas.


Lo primero que hay que elogiar, porque salta a la vista, es el esfuerzo que nuestro autor tuvo que hacer, seguramente, para expresarse con la justeza y autenticidad con que lo hacían en su tiempo las gentes de un pueblo castellano. Él, el dueño de una pluma para escribir en castellano elegante.


Yo doy fe de ello porque lo he vivido. Ese pueblo podría haber sido el mío soriano: Noviercas, casi ladera del Moncayo; mi Director, polaco, me confesó una vez que tal nombre le evocaba otros de su tierra. En él vivía la tía Daria y en Valdeavellano de Tera, donde se crió mi madre, estaba el tío Capón. En la obra de Benavente está el tío Eusebio, personaje clave.


El artículo delante de los nombres propios no falta. Igual que la y copulativa enfática:


<ENGRACIA.- … pero él aún le tiene su idea. Si no, mira y cómo hoy en cuanto se dijo que venía el novio con su padre a pedir a tu hija, cogió y bien temprano se fue pa los Berrocales y los que le han visto dicen y que iba como entristecido.>


En la obra hay cantidad de personajes, secundarios muchos de ellos. No sobra ninguno de éstos: todos dan a la obra el soporte necesario para que el espectador se haga la mejor idea del ambiente y de las circunstancias que importan. Yo me voy a fijar en los siete que son clave; primero, tal como se ven al principio de la obra.


*Raimunda: Viuda y casada con Esteban. Con su difunto marido tuvo a su hija Acacia que vive con el nuevo matrimonio.


*Esteban: Amigo del tío Eusebio. Su fiel criado es el Rubio.


*El Rubio: además de fiel era un mala cabeza.


Una coincidencia. En mi pueblo, allá por el año 1868 "el Rubio" era la oveja negra de los Borovia, una respetable familia de Noviercas; era un bala perdida, y Casta, la mujer de Becquer había coqueteado con él de jovencilla cuando en los veranos venía de Madrid al pueblo (era hija del médico). Por entonces "el Rubio" ya estaba casado y con dos hijos, así que debería ser poco peligroso en materia de celos. La realidad es que no sólo no lo era, sino que seguía sin sentar la cabeza. Y Casta venía desafiando a su marido con celos sin más alcance que el de atraérselo …


*El tío Eusebio: Padre de Faustino, el novio de Acacia, y de otros hijos más.


*Acacia: Hija de Raimunda, flirteó con su primo Norberto a quien dejó plantado <porque supo que él hablaba con otra moza>. A continuación se hizo novia de Faustino.


*Norberto: Ver Acacia.


*Faustino: Ver El tío Eusebio.


Es momento de resaltar detalles constructivos porque Benavente no da puntada sin hilo. Algunos ejemplos:


-La madre de Faustino no acude a la petición de mano para su hijo porque está mal de la vista… Con las últimas lluvias, los caminos están imposibles y el traqueteo del carro podría perjudicarla (seguramente sufría un desprendimiento de retina; recordar que el padre de Benavente era un médico famoso).


-Terminada la velada de la petición de mano, el anfitrión Esteban se esfuerza, delicadamente, en persuadir a sus invitados a que se marchen rápidamente porque ya anochece temprano y es tiempo de luna nueva. Esteban acompañará al tío Eusebio hasta el arroyo; se marcha diciendo a su mujer que no le esperen a cenar. El autor no hace otra cosa que advertir al espectador de que va a acontecer algo importante a la comitiva en la oscuridad de la noche.


-Benavente es un hombre muy de teatro, dueño de los efectos especies que necesita emplear. Las que se quedan hablan de sus cosas cuando, los espectadores oyen en el escenario:

<Acacia.- (abre la ventana) Y ahora, a la calle, al viento. ¡Acabao y bien acabao está todo …!  (rompe la última carta que le escribió Norberto “después que concluimos” y la tira por la ventana) ¡Qué oscuridad de noche!


Milagros.- (asomándose también a la ventana) Sí que está miedoso; sin luna y sin estrellas …


Acacia.- ¿Has oído?


Milagros.- Habrá sido una puerta que han cerrado de golpe.


Acacia.- Ha sonado como un tiro.>


Alguien ha matado a Faustino. Cayó muerto del caballo. No tardó todo el pueblo en enterarse y en determinar quien había sido el asesino. Naturalmente, tuvo que ser Norberto, despechado como debía de estar al ser rechazado por Acacia. Este era el contenido manifiesto de la situación. Pero veamos el contenido latente.


<Norberto.- … Al Rubio le cantaron la copla en su cara, se volvió contra todos y fue cuando avisaron a tío Esteban y le sacó a empellones de la taberna.


Raimunda.- ¿La copla? Una copla que han sacao … Una copla que dice … ¿Cómo dice la copla …?


Norberto.- El que quiera a la del Soto / tiene pena de la vida. / Por quererla quien la quiere / le dicen la Malquerida.


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