13. Obrar de intención, ya segunda y ya primera (1). Milicia es la vida del hombre contra la malicia del hombre (2). Pelea la sagacidad contra estratagemas de intención (3); nunca obra lo que indica; apunta sí para deslumbrar; amaga al aire con destreza, y ejecuta en la impensada realidad, atenta siempre a desmentir (4). Echa una intención para asegurarse de la émula atención, y revuelve luego contra ella, venciendo por lo impensado (5); pero la penetrante inteligencia la previene con atenciones, la acecha con reflejas, entiende siempre lo contrario de lo que quiere que entienda y conoce luego cualquier intentar de falso; deja pasar toda primera intención y está en espera a la segunda, y aún a la tercera (6).

     

Auméntase la simulación al ver alcanzado su artificio, y pretende engañar con la misma verdad (7). Muda de juego, por andar de treta, y hace artificio del no artificio, fundando su astucia en  la mayor candidez (8). Acude la observación entendiendo su perspicacia, y descubre las tinieblas revestidas de la luz (9); descifra la intención más solapada cuanto más sencilla (10). De esta suerta combate la calidez de Pitón contra la candidez (11) de los penetrantes rayos de Apolo.


Desbarata los pensamientos del astuto,

y no logran sus manos realizar sus intrigas.

Sorprende a los sabios en sus tramas,

y hace inepto el consejo de los sagaces;

en pleno día se encuentran en tinieblas,

a medio día van a tientas, cual si fuese de noche.


Los anteriores versos del Libro de Job parecen ser la fuente inspiradora del presente Oráculo. El sujeto es Dios, y los astutos, sabios, los sagaces, son los destinatarios de su obra.


No es este Oráculo de los más oscuros pero, por si acaso, lo dramatizaré de la siguiente manera:


Personaje 1º: el que asevera (puede asimilarse al Gobierno)

Personaje 2º: el que desconfía (la Oposición)

Personaje 3º: el pueblo llano, néutro.

     

Los papeles 1º y 2º podrían estar cambiados, pero como hipótesis de trabajo vamos a considerarlos tal como los he enunciado, que me parece la forma más adecuada.


(1)   2º: Señor 1º, qué quiere decir V. cuando afirma eso de al pan pan, al vino vino?

Habiendo motivos históricos para desconfiar, hasta las aseveraciones más directas, inocentes, y unívocas pueden suscitar sospecha. Nunca se sabe si lo oído se dijo con 1ª, 2ª o enésima intención, es decir, con retranca. Véase si no, el siguiente chascarrillo:

     

Albino estaba de caza con un paisano. Llegó la Guardia Civil en busca de furtivos. Le llamaron a voces pero, que si quieres arroz, Catalina. Entonces dispararon dos tiros al aire y, al pan-pan, Albino vino.


(2)  Milicia/malicia: paranomasia típica de la que tanto gusta Gracián. Cuando el tiempo ha acreditado a 1º como ejercitador del engaño, la mentira, la simulación o en el mejor de los casos, la verdad a medias, no sorprenderá ver a 2º militando en su papel de desconfiado.


(3)   La sagacidad de 2º se enfrenta a la estrategia de 1º: Éste no habla a humo de pajas; lo que dice es parte de una estrategia premeditada de mayor alcance: seguramente oculta alguna astuta intención.


(4)  1º: Nunca cumple lo que dice; dice lo que a 3º le gusta oir; con habilidad lanza globos-sonda para tantear a 2º y 3º; actúa inesperadamente y por sorpresa, quitando con disimulo importancia a lo que la tiene. Probablemente, la realidad ha de poner en evidencia toda la maniobra.


(5)  1º declara algo para llamar la atención de 2º, y cuando ya lo tiene pendiente de ello, produce un giro al tema que desconcierta a 2º y lo deja a su merced.


(6) La penetrante inteligencia de 2º le lleva a estar siempre atento, al acecho, con cautela, a leer entre líneas los dictados de 1º de forma que llega a la conclusión contraria a la que 1º pretende; así pone en evidencia la falsedad de éste. 2º no hace sólo una primera y segunda lectura, sino hasta una tercera para escudriñar las intenciones de 1º.


(7)   Si 1º ve que su sistema le da buen resultado, sigue insistiendo en la mentira que consistirá ahora en desfigurar la verdad.


(8) Para conseguir su intento, 1º altera sus planteamientos y aparenta no cambiar nada cambiándolo todo, en la confianza, por supuesto, de que 2º y 3º son tontos.


(9)   Al darse cuenta 2º de las astutas maniobras de 1º, redobla aquel su atención, y gracias a ello ve que bajo la luz aparente que se muestra, se oculta la tiniebla más oscura.


(10)  Detrás de las declaraciones más inocentes de 1º, descubre 2º las más solapadas intenciones.


(11)   Calidez / candidez: otro ejemplo de paranomasia.




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