48. Hombre con fondos, tanto tiene de persona (1). Siempre ha de ser otro tanto más lo interior que lo exterior en todo (2). Hay sujeto de sola fachada, como casas por acabar porque faltó el caudal; tienen la entrada de palacio y de choza la habitación. No hay en estos donde parar, o todo para, porque acabada la primera salutación, acabó conversación (3). Entran por las primeras cortesías como caballos sicilianos, y luego paran en silenciarios, que se agotan las palabras donde no hay perennidad de concepto (4). Engañan estos fácilmente a otros que tienen también la vista superficial, pero no a la astucia, que, como mira por dentro, los halla vacíos para ser fábula de los discretos (5).


(1)   El que tiene gran capacidad, prudencia y talento.


(2)   Según los icebergs, aquí Gracián se queda un tanto corto.


(3)   Es como esas mujeres hermosas que cuando abren la boca, hay que echarse a temblar.


(4)  Y menos mal si se callan, porque calladas están más presentables. Otra vez la paranomasia graciana: sicilianos (caballos de vistosas armaduras) / silenciarios (silenciosos).


(5) Los que no tienen fondo engañan a quienes son como ellos, pero no a los que sí lo tienen, porque estos no se paran en lo superficial, sino que profundizan en el interior. Sólo ellos son capaces de expresarse como Esopo en su fábula de la zorra y la careta del actor: hermosa eres, pero sin seso.


49. Hombre juicioso y notante (1). Señorearse él de los objetos, no los objetos de él (2). Sonda luego (3) el fondo de la mayor profundidad; sabe hacer anatomía de un caudal con perfección (4). En viendo un personaje, le comprende y lo censura por esencia. De raras observaciones, gran descifrador de la más recatada interioridad. Nota acre, concibe sutil, infiere juicioso: todo lo descubre, advierte, alcanza y comprende (5).


(1)   Notable, singular por su escasez.


(2)   Tal hombre es siempre dueño de la situación, no deja que los acontecimientos le superen.


(3)   Rápidamente.


(4) Va al fondo de las cuestiones, pero no se conforma con la causa de ellas. Indaga en las causas de las causas. Así consigue un diagnóstico perfecto.


(5) Para enjuiciar en profundidad a un personaje sólo necesita verlo, pues posee la rara habilidad de descubrir su interioridad adentrándose en lo más recóndito de su pensamiento.

     

No suele caer bien porque pone al descubierto la necedad y la hipocresía; ni la ignorancia ni el engaño pueden con él, pero no se conforma con eso. Primero descubre y comprende, y luego juzga e infiere (saca consecuencias).


50. Nunca perderle el respeto a sí mismo. Ni se roce consigo a solas (1). Sea su misma entereza norma propia de su rectitud, y deba más a la severidad de su dictamen que a todos los extrínsecos preceptos. Deje de hacer lo indecente, más por el temor de su cordura que por el rigor de la ajena autoridad. Llegue a temerse, y no necesitará del ayo imaginario de Séneca (2).


(1)  ¿Se referirá Gracián a las prácticas onanistas? También puede estar recomendando huir de familiarizarse en exceso consigo mismo (mediante elucubraciones exculpatorias de su propia conducta) para evitar lo que suele ocurrir con la familiaridad: que uno llega a hacerse cómplice liberal, complaciente y consentidor del otro.


(2)  Propuesta de ascetismo mezclado con estoicismo tan asumidos por el sujeto que al final sea su propia conciencia la que rige sus actos.



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