Estás en: Federatio

QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

INICIO


Pgs. 1    2    3    4

La puesta en práctica del punto 1 es, naturalmente, desconocida. Pero hay que reconocer que dicho punto1 está hecho con un wishful thinking (una ilusión que nada tiene que ver con la realidad) de la mejor calidad. Dicho pronunciamiento 1 lo avalan los socialistas de Granada con esta otra perla: “El Estado autonómico contiene desde su origen una evidente vocación federal”.


Estos socialistas del progreso son, evidentemente, unos videntes. Fíjense en lo que dice La Constitución Española de 1978 en su artículo 145.1:


“En ningún caso se admitirá la federación de Comunidades Autónomas. A fortiori (a més a més, que decían los catalanes en latín) habrá de entenderse que tampoco se admitirá la federación de todas las C.A.


Moraleja: ¡Qué olfato el de los 7 padres de la Constitución de 1978, al incluir en ella su artículo 145.1! Si Cataluña está como está en 1919, cómo estaría si estuviéramos con una estructura territorial de carácter federal!: ¡Que vengan los catalanes Figueras y Pi i Margall, y nos lo cuenten!


Por si aún no ha quedado claro. En el caso de que los vecinos propietarios de los pisos de nuestro condominio (me gusta este nombre que usan en México), quisiéramos convertirlo en un ente federal, tendríamos que juntarnos en la calle, demolerlo mediante una explosión controlada y, luego, empezar a ponernos todos de acuerdo en cómo construir otro de nuevo diseño. Como ya tiene más de 50 años, lo razonable es atenerse a esta nueva perla granadina: “… el diseño de los Estados federales que mejor funcionan”.


Como soy muy mal pensado me malicio que nuestros progresistas socialistas se han acordado de los EE.UU y de Alemania, así que, venga, vamos a imitarlos según un par de suponiendos:

-La C.A de la Rioja quiere instaurar la pena de muerte como en el estado de Utah. Pues nada, la instaura.

-Los catalanes quieren ser una C.A exactamente igual que todas las demás, tal como hizo el Estado libre de Baviera al adherirse a la RFA en 1949; bueno, eso es coser y cantar.


Se ve que estos socialistas de ahora no han tenido tiempo de enterarse de que los EE.UU estaban en la nada en 1776, fecha en que se firma la declaración de su independencia. Tienen, pues, en 2019, una experiencia federal de 243 años.


Echando las mismas cuentas con Alemania, resulta que desde 1949 está en el federalismo (sólo desde 1990 si pensamos en la Alemania reunificada): Antes no había Alemania; había muchas piezas sueltas. Así pues, la experiencia federal de Alemania es, como mucho, de 70 años.


Y, ¿Qué pasa con España? Pues que en 2019 no tenemos ninguna experiencia federal  (bueno, mejor nos olvidamos de la que tristemente nos dejó la ¡República democrática federal!). Pero tenemos la experiencia de haber sido el primer estado unitario de Europa, al menos desde 1492, fecha en que los Reyes Católicos lo establecieron precisamente en Granada al dar por terminada la Reconquista.


Risum teneatis, amici socialistas?;  mayormente por lo de Granada.


Así pues, los españoles tenemos, por lo menos, 527 años de experiencia unitaria y 41 de experiencia autonómica. Estamos en las mejores condiciones para, sin meternos en federalismos, perfeccionar nuestro sistema autonómico que nos ha sido muy útil aunque hay que reconocer que deja bastante que desear.


Antes de entrar en ese reconocimiento me interesa dejar claro algo de brocha gorda: Exagerando lo unitario se pierde la ventaja que puede aportar lo plural y yendo por el camino de lo federal se llega a profundizar en lo banal de las partes olvidando las ventajas del todo.


Hablemos ya de las cosas mejorables en la Constitución del 78. En primer lugar, habrá que actualizar cuestiones del tipo de las tres que más arriba señalaba. Seguramente habrá bastantes más en esa línea; esto no debe constituir un problema, y se hará a sabiendas de que las actualizaciones de hoy no son para la eternidad, porque los tiempos cambian y pueden pasar muchas cosas.


Las modificaciones importantes son diversas; me voy a fijar en dos que pueden servir para explicar lo que pueda pasar con otras. Son las relativas a la vivienda y a la educación.


He oído proclamar con mucho énfasis y sin pestañear, a un político de izquierdas, republicano y catalán, que la Constitución se vulnera cada día en cuestión del derecho que tienen los españoles a tener una vivienda digna y, sin embargo, se aplica inexorable para meter en la cárcel a los catalanes por ser independentistas y republicanos. Se le escucha, también sin pestañear, y aquí no ha pasado nada. Copio el artículo 47 de la Constitución:


“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.


El egregio catalán al que me he referido antes debe de creer que la Constitución es una señora mayor que está sentada detrás de una ventanilla en el Tribunal Constitucional para expedir volantes a los españoles que quieran adquirir gratis una vivienda digna. Del artículo 47 sólo ha leído hasta el primer punto y seguido, tal vez porque esté muy ocupado con sus cosas o porque tema que el bumerán venga a estrellarse contra sus narices.


En cualquier caso, como la señora esa ya hace tiempo que no expide nada, lo mejor que se puede hacer es destruir el Constitucional, la Constitución y a la madre que la parió.


Lo que queda claro en el texto del artículo 47 es que la Constitución, per se, no es ejecutora: es la orientadora de lo que deben ejecutar los poderes públicos. Éstos son los responsables de que algo que inspira (o manda) la Constitución, se ejecute o no. Por eso el independentista no ha querido leer hasta el punto y final, no vaya a ser que, siendo él partícipe de los  poderes públicos le vayan a meter en la cárcel por prevaricador o por inútil y no por catalán, ni por republicano, ni por independentista.


Como se ve, esto no da para mucha modificación de la Constitución. Pero sí da para modificar a los padres de la patria que van surgiendo a fin de que lean, discurran y no engañen a la gente.