98.  Con la guerra civil la experiencia democrática terminaba en España.


Antes prometí hablar de esa experiencia. Veamos cual fue, según D.R. ___________________________________________________________________________________


                    90, 92. La verdadera crisis se le presenta al sistema con las elecciones de 1933. La

                    Izquierda republicana redujo su representación a un número insignificante. El Socialismo

                    vio contraerse considerablemente la suya. El Centro republicano, propicio a la inteligencia

                    con la Derecha hizo una brillantísima expansión. La derecha católica y agraria, no

                    republicana aunque tampoco explícitamente monárquica, se constituyó en la minoría más  

                    importante del Parlamento; en el árbitro de la situación.


                    La respuesta a la nueva situación no se hizo tardar. La izquierda se dispuso a tomar

                    en la calle el espacio que había perdido en el Parlamento y, sin abandonar este último

                    medio de lucha, acudió al conocido sistema de las presiones de base.


Ya se ve lo que puede esperarse de una izquierda tan democrática: si no gano, rompo la baraja! Hasta el Sr. Ruiz Jiménez, ministro de Educación con Franco y una vez arrepentido ("De los arrepentidos es el reino de los cielos", gritaban sus partidarios) fundador del partido Izquierda Democrática, tuvo buen cuidado en ponerle apellido al partido no fuera que alguien pudiera pensar que era tan democrático como aquel partido republicano de izquierdas a secas. ___________________________________________________________________________________


                    124. Es a esto (el vergonzoso concurso de la sociedad española a la inquisición profana)

                    a lo que he llamado la "campaña de los mediocres". En todas las esferas profesionales

                    hubo minorías que irían más lejos para eliminar competidores ilustres o enemigos

                    personales. La envidia, el resentimiento, la pequeñez o el arribismo mostraron su poder

                    sobre nuestra destartalada sociedad.


Admito que las explicaciones que da D.R. fueran reales. Lo serían incluso hoy! ... Pero lo que no explica es cómo en 1942 (3 años después de terminada la guerra) ya se habían construido los principales embalses de cabecera de nuestros ríos mayores, los que 70 años después siguen activos e imprescindibles. Hay que suponer que los construyeron unos Ingenieros de Caminos mediocres, porque los buenos ya habrían sido eliminados en aquella destartalada sociedad ... ___________________________________________________________________________________


                    135. ... una ayuda (subsidios contra el paro) que vino a aliviar algunos centros de

                    trabajo e impidió la exasperación especialmente en zonas que, como la de Asturias,

                    gozaba de una merecida reputación de vivacidad para la lucha. ... (la tal ayuda) de

                    ningún modo (se aplicó) a las (regiones) más necesitadas -ya hemos hablado de

                    Jaén y podríamos enumerar otras varias provincias de la misma estructura-.


Pues sí, hablemos del Plan Badajoz que no conozco pero que supongo análogo al Plan Jaén que sí conozco: 60.000 Ha de regadío con industrias de conservas vegetales y 740 nuevos pueblos construidos por el I.N.C. (Instituto nacional de Colonización). Algunas hectáreas menos de las 60.000, en el Plan Jaén.


En Jaén: embalses de cabecera en los afluentes del Guadalquivir para asegurar el agua de riego. Tomas en éste para regadío directo. Amplia red de canales, acequias y caminos. Poblados creados por el Instituto Nacional de Colonización. Explotación por los colonos así asentados, de tierras de nuevo regadío expropiadas a los grandes terratenientes. Grandes superficies de cultivo de algodón, remolacha, patata y maíz, compatibles con pequeñas explotaciones familiares. Industrias de nueva planta para producir maquinaria agrícola o para producir fibra de algodón con destino a nuestra industria textil. ___________________________________________________________________________________


                    166. En realidad, estamos viendo suceder todo lo contrario de cuanto preveían los

                    debeladores del pluralismo político liberal, cuando pensaban -diré más correctamente

                    pensábamos- que al suprimirse las instancias electivas, ideológicas o de partido, cobrarían

                    especial fuerza de cohesión las agrupaciones "naturales", fundadas sobre los intereses de

                    la vida ordinaria o sobre las necesidades más fundamentales del hombre.


No, no ocurría lo contrario. Lo que pasaba es que las necesidades fundamentales del hombre de post-guerra no se satisfacían mediante agrupaciones naturales, sino como cada cual podía. D.R. parece desconocer la teoría de las necesidades de Maslow y, evidentemente, la aplicación que Rosa Díez hace de ella concretamente al País Vasco (2007): la necesidad de hacer política en esa Comunidad no es motivante porque previamente ha de saciarse la necesidad de libertad (habrá que terminar con el terrorismo).


Durante la post-guerra lo que no motivaba era la necesidad de libertad: antes había que satisfacer la necesidad de supervivencia. ___________________________________________________________________________________


                    207, 209. (D.R. se lamentaba de que, incluso en tiempos de la República) Pocos

                    de los intelectuales mejor preparados tomaran contacto con los ásperos pero interesantes

                    ambientes de los Ateneos libertarios y las Casas del pueblo.


                    Quizá en España, esa transferencia de la actividad intelectual del plano de las ideas

                    generales al de los estudios especializados de destinación utilitaria -matemáticas, física,

                    biología o medicina ...- no hubiera sido mala cosa, con tal de no adoptar el carácter

                    de una renuncia o prohibición de acceso a las fuentes principales o especulativas de tales

                    actividades ... Tal cosa no ha sucedido.


Efectivamente, no sucedió. D.R. olvida la existencia en tiempos de Franco del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (C.S.I.C.), pero de haberla notado, seguro que le hubiera reprochado también que no bebiera en las fuentes de las Casas del pueblo, cosa imposible de todas maneras dada su inexistencia.


Del Centro de Investigación Física "Leonardo Torres Quevedo" en el C.S.I.C. fue director un prestigioso ingeniero del ICAI en cuya Escuela había sido profesor de Física (Escuela que con el tiempo se convertiría en Universidad privada). Él, en lugar de acudir a los Ateneos libertarios, había hecho un master en la Universidad de Columbia (NY) y otro en el Politécnico de Brooklyn (también en Nueva York). Asimismo fue cofundador, Presidente y asesor científico de la Federación de Sociedades Europeas de Acústica.


Como conozco esta historia, añadiré: El C.S.I.C. mantuvo becado en el Cavendish Lab (Cambridge, UK) a uno de sus físicos que, pasado el tiempo recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica por su contribución al avance del estudio de la física del estado sólido. Tampoco había tomado contacto con los ásperos pero interesantes ambientes de los Ateneos libertarios y las Casas del pueblo.


Es lógico que D.R. no estuviera informado de estos pequeños detalles. Bastante tenía con ir escabulléndose a salto de mata entre cárceles y exilios. Seguramente su información le llegaría de amigos suyos que andarían en situación semejante a la suya. ___________________________________________________________________________________


                    211. Sin duda ni paliativo, hay que decir que la enseñanza, en todos sus grados, ha

                    bajado de nivel en España (durante el franquismo, y comparando con la República).


Esta es la opinión de D.R. He aquí la mía. Como miembro del colectivo que hizo sus estudios de Bachillerato y Universidad entre 1942 y 1955 puedo asegurar por mí mismo y por mis colegas, que nuestro nivel, tanto humanístico como de ingenieros (en nuestro caso), era claramente superior al de ingleses, alemanes y norteamericanos, y como tal, reconocido por ellos. En sus países éramos habituales como postgraduados o estudiantes de máster.


Y añadiré, ya refiriéndome a mi trayectoria profesional, que en las fábricas nos disputábamos a los muchachos procedentes de las Universidades Laborales por su excelente nivel de formación.

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