62. Creo que el único patriotismo vivo es el que nos proponen los problemas concretos

                   tal como se definen en la convivencia de los grupos con su aspiraciones y sus conflictos.


¿El único? Contrástese el Trasvase Tajo/Segura de la Nómina con la cancelación reciente y muy democrática del trasvase del Ebro. Los huertanos de Murcia deben estar ahora exultantes de gozo porque aunque no pueden regar con el agua del Ebro, han podido votar. En cambio, sus padres deben seguir llorando porque el agua del Tajo que aún utilizan les llega sin que ellos hicieran nada para conseguirla. Bien es cierto que el Gobierno Socialista actual aprovecha el agua del Tajo para justificar la ausencia de la del Ebro que ellos mismos han taponado...


Y qué decir de la puesta en regadío de las Marismas del Guadalquivir? Obsérvese el llanto de los arroceros valencianos que pudieron explotarlas sin haber votado para ello, pero obteniendo allí unas cosechas de arroz de rendimiento doble que el normal en la Albufera... Es lástima que D.R. no tuviera ocasión de visitar El Puntal (Villa Franco del Delta) en temporada de cosecha. Con su magnífica facilidad literaria habría escrito una excelente novela de acción al estilo de la conquista del Oeste americano, sobre un fondo de aventura y prosperidad.


Pienso, en definitiva, que mejor hubiera hecho D.R. en emplearse más en su "ilusionismo literario" que en su "ilusionismo político". ___________________________________________________________________________________


                   114, 115. No se puede poner en duda -nos guste o no- que el Régimen español ha tenido

                    una asistencia mayoritaria durante muchos años. Pensar otra cosa sería suponer

                    demasiada cobardía o incapacidad a nuestro pueblo. ... Ha habido, en cambio,

                    envilecimiento.


                    Tal conformismo (el que se refiere a los resultados de una acción democrática) no coincide

                    con el nuestro (el derivado de la acción franquista) ... (aquel es) una realidad fundada

                    sobre el disfrute general de un alto nivel de prosperidad ... y la fe racional en las propias

                    instituciones políticas en cuya vida participa el ciudadano aunque sea de un modo rutinario

                    y distante ... Aquí, en nuestro caso, no hay empresa común ni participación.


Resumiendo con D.R: Durante el franquismo, el pueblo español no fue cobarde, sino vil. ¡Gracias por el piropo!


El conformismo de nuestros contemporáneos murcianos (que no pueden usar el agua del Ebro) no coincide con el conformismo que en su día mostraron los arroceros valencianos en las Marismas del Guadalquivir. Estamos de acuerdo. ___________________________________________________________________________________


                    68. Cuanto sucedió a su caída (la de la dictadura de Primo de Rivera) dio fe del error de

                    su experimento.


Efectivamente, la Dictadura del General Primo de Rivera que se instaló para apuntalar la Monarquía sirvió para que ésta cayera en cuanto se retiró el andamiaje del dictador.


Es lástima que D.R. muriera pocos meses antes que Franco, privándonos así del paralelismo que, seguro, le hubieran suscitado los finales de ambas dictaduras.


Tanto y tan bien (con la excepción natural de nacionalistas e independentistas) se habla de la transición a la Democracia (la voy a llamar post-Transición, es decir la que vimos suceder después de la muerte de Franco) que no merece la pena insistir sobre ello: me adhiero plenamente a la alabanza.


Pero de lo que nadie habla, porque de momento es sólo políticamente incorrecto (dentro de nada será delito, en cuanto la izquierda consiga implantar la correspondiente ley penal que se trae entre manos) es de la Transición que Franco manejó desde muchos años antes de su muerte: La que voy a llamar pre-Transición. ___________________________________________________________________________________


                    164, 297, 353, 376, 456, 457. Los veinte años sucesivos (a 1936) no han servido para

                    otra cosa que para detener la corriente durante un parpadeo del tiempo.


                    Se define (el de Franco) como régimen definitivo y extiende sobre el futuro su imperialismo,

                    convirtiendo en dogmas sus débiles disposiciones sucesorias y en delitos los cálculos de

                    porvenir que no coincidan con ellos.


                    La fortuna (la buena estrella de Franco) fue acompañada de la habilidad, el talento y el

                    profundo conocimiento de su familia militar.


                    ... El franquismo, con todas sus pretensiones, es un simple momento, un alto en la marcha,

                    un secuestro en mitad del camino, cuya provisionalidad es lo único seguro.


                    La idea de una evolución gradual, de una auto transformación del sistema es absurda y

                    solo cabe, como disculpa y subterfugio, en la mente de los que no desean cambio alguno.


                    Las alternativas corresponden a las tendencias reales que en España y frente a su

                    Régimen político vienen cobrando incremento y apuntando organización desde hace unos

                    cuantos años.


                    La Institución (D.R. se refiere a la monárquica; otras veces la sustituye por "el

                    Pretendiente", es decir, D Juan, el padre del Rey Juan Carlos I) habrá de servirse de las

                    fuerzas que vienen del pasado, cuya refundición, por ajuste de las nuevas realidades

                    sociales del país y a las nuevas solicitudes del tiempo, no pueden retrasarse.


                    Porque no quedaría otra cosa que la perspectiva revolucionaria.


Si se lee completo el libro de D.R. hay que interpretar su alusión a la habilidad y el talento de Franco en sentido literal, es decir, como sólo referidos al trato con su familia militar.


A pesar de haberse entrevistado personalmente varias veces con Franco (ya se sabe que no es fácil llegar a conocer a un gallego, sobre todo si es listo), no tuvo de él mejor opinión que la de ser un malvado y un inepto.


De las Acotaciones anteriores saltan a la vista las profecías fallidas de D.R., y sus contradicciones. Nunca imaginó que de España pudiera surgir una post-Transición como la que ocurrió. Acordemos que el incienso mutuo nos lo merecemos en exclusiva el pueblo español y sus políticos. Y que el Rey Juan Carlos cayó en medio de todos nosotros como un extraterrestre.


Pero hablemos un poco de la pre-Transición, ya que D.R. no la menta. Duró ésta desde 1939 hasta 1975, una eternidad para la imaginación de D.R. Pero también, un parpadeo del tiempo cuando D.R. la encaja en la historia.


Tuvo dos componentes básicas ordenadas sucesivamente. La primera fue la relativa a la Nómina, necesaria para crear una clase media de nueva planta, y de la que ya he hablado. La segunda es la que podríamos llamar institucional.


Nuestros políticos actuales de izquierdas están interesados en pretender que nuestra democracia de ahora está soldada con la democracia republicana sin solución de continuidad. Más tarde hablaremos de esa democracia republicana.


Digamos algo sobre la pre-Transición Institucional que D.R. esquiva aunque tenía motivos para dar fe de ella ya que cuando revisó la segunda edición del libro en 1963, el Príncipe de España (el futuro Rey Juan Carlos) tenía 25 años, 15 años viviendo en España y 2 ya casado.


Lo que ocurre es que esta apuesta a largo plazo de Franco (fue como invertir en el mercado de futuros) no interesaba a los políticos que lo único que querían era quitarse de en medio al dictador cuanto antes para re-encontrase con la República. En todo caso, la apuesta resignada de dichos políticos era por el Pretendiente, el padre de D. Juan Carlos.


En su deseo de vuelta a la República estaban convencidos de que el Pretendiente, llegado el caso, les iba a durar un suspiro (el problema es que Franco también debía sospechar lo mismo): Juan Carlos I el Breve llamaron los comunistas al Rey salido de la Transición. Qué no hubieran llamado a su padre!


La izquierda escenificó ese deseo de brevedad con mucho realismo en una manifestación durante la Transición en la que se pedía enérgicamente que antes de celebrar elecciones generales había que celebrar las municipales: atavismos de la izquierda! (unas elecciones municipales en 1931 habían tenido la virtud de derrocar a Alfonso XIII y entronizar la 2ª República).


Ahora estamos en condiciones de imaginar la partida de póquer virtual que jugó Franco "con las fuerzas que venían del pasado", las que culminando la Transición se sustanciaron en aquella sopa de letras que todos recordamos de las primeras elecciones libres.


En la timba, las "fuerzas del pasado" pretendían la no existencia de la etapa franquista con la consiguiente soldadura de sus dos extremos en modo Republica. Franco, en cambio, aspiraba a que su intervención de 40 años fuera el "parpadeo" que se proyectara hacia una nueva monarquía, la que habría de ser referencia de la Monarquía-Institución, ligada a nuestra historia como nación y acorde con los tiempos nuevos.


La partida duró mucho tiempo porque Franco tenía póquer de reyes, pero tenía que descartarse: El Pretendiente, Juan Carlos, Alfonso y Carlos Hugo.


En las "fuerzas del pasado" había muchas familias políticas con acento en lo político, pero en el póquer de reyes también había muchas familias políticas, esta vez con acento en lo familiar.


No voy a entrar en la dinámica del descarte porque ya se han ocupado de ello los historiadores. El caso es que el descarte dejó a Juan Carlos como ganador. Que iba a ser así ya lo debió intuir Franco cuando tan temprano como en1948, con el Príncipe de 10 años, consiguió que viniera (desde Portugal) a educarse en España. Sólo fue después, pasando el tiempo, cuando cayeron en las manos de Franco las otras cartas del póquer.


Desde 1948 a 1975 habían transcurrido 27 años de preparación en España, de nuestro flamante Rey: Enseñanza primaria, secundaria, universitaria, de academias militares, noviazgo, matrimonio, paternidad. Viajes por los pueblos de España y por el extranjero, incursión en las instituciones que había: cortes orgánicas, sindicatos, tribunales de justicia, jefatura del Estado.


No sé cuántas cosas aprendió en ese tiempo (total, un parpadeo según D.R. -en realidad 12 años menos que un parpadeo-) porque el Rey ha sido siempre muy discreto al respecto, pero por mi cuenta y riesgo voy a aventurar dos seguras.


* Su paso por el Ejército le debió ser de gran utilidad para resolver el golpe del 23 F.

* Su proximidad a Franco, sin duda que le facilitó el trabajo de la Transición. Él mismo ha contado a algún biógrafo que cuando en cierta ocasión pidió consejo a Franco sobre algún futurible, éste le respondió algo así como: Es inútil que yo le aconseje ahora. En su momento tendrá que actuar V. con su propio criterio y según las circunstancias del momento.


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Estás en: ESCRITO EN ESPAÑA, por Dionisio Ridruejo. Acotaciones

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