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DESGRACIAS


Título: UTILIDAD DE LAS DESGRACIAS

Autor: Fernando Aramburu.

Edita: TUSQUETS, 2020 (348 páginas).


Se trata de la reunión de los 78 artículos que el autor había escrito antes en el diario El Mundo.

Es, por consiguiente, una muestra excepcional del género literario que no sé si ya se conoce como articulismo.


Me siento muy compenetrado con el autor y el género; encuentro en éste comodidad después de haber escrito 75 artículos en mi sitio web durante los últimos 6 años, aparte de al menos 7 en revistas y muchos más en sitios diversos.


Me encanta la sencillez del autor y su soltura y naturalidad escribiendo. Coincido con él en cuanto a independencia. Declara la suya a la hora de relacionarse con el periódico que lo acogió. La mía estalló cuando un editor Web me ofreció colaborar con él bajo condiciones que no me gustaban: A partir de entonces creé mi propio sitio web que está articulando en el aire durante más de 15 años.


Por lo poco que he leído deduzco que cada artículo consiste en una desgracia y en su utilidad correspondiente. Con este criterio caminaré por el libro.

En aquel colegio no se castigaba la mala conducta. Allí no se portaban mal ni las moscas que a veces entraban por la  ventana. Se castigaban fechorías como la limitación intelectual o la falta de conocimientos.

Me recuerda esto a mi madre, maestra, cuando reprendía a algún niño que leía mal algo que estaba escrito diciéndole muy seria: ¡No mientas! Ella no llegaba a pegar, pero en el colegio de nuestro autor sí que pegaban.


Allí había un profesor al que

La severidad lo investía de prestigio, pues era la demostración de que él se tomaba su trabajo en serio, tan en serio como para que el padre de fulanito o la madre de menganito fueran a la puerta del colegio a estrechar agradecidamente la mano que cada dos por tres calentaba la cara de sus hijos.


… rechazo sin restricciones el uso de la violencia física y psicológica como estímulo o método de aprendizaje o en cualquier otro ámbito de la vida, empezando por el familiar. Este rechazo, asentado en el Código Civil (artículo 154), nos confiere una aureola de personas pacíficas, partidarias de estrategias motivadoras y persuasivas basadas en la calma, la reflexión, el diálogo y el buen ejemplo … pero hay que admitir el hecho demostrable de que hoy en día … en muchas aulas el ambiente de indisciplina, desidia, frustración, ruido y falta de respeto perjudica seriamente la formación de los alumnos, así como la salud física y mental de los docentes.


… de las bofetadas que me cayeron hay dos o tres que hoy agradezco y yo sé muy bien por qué.

El que fue alumno y después maestro nos oculta su por qué. Supongo que como cualquier buen observador será consciente de cómo un clima de violencia gratuita unas veces y bien pagada otras,  invade desde el cine, la televisión, la política y las redes sociales todos los ámbitos de la vida. Y se dará cuenta de que en algún punto del círculo vicioso hay que empezar a perfilar un nuevo rumbo.

Llamo vicioso a ese círculo porque quienes lo transitan y promueven dicen no hacer otra cosa que reflejar una realidad que ya existe, a sabiendas de que su acción alimenta una existencia que, sensu contrario, se apagaría dejándolos sin ingresos.


No cuesta mucho aceptar que ese punto del círculo está en  la escuela. No hay más que ver cómo el independentismo catalán con sus secuelas de odio y violencia hacia España y todo lo español se fue fraguando ya desde la escuela. El president Torra animando a sus cachorros de los CDR, "Apretad, apretad, hacéis bien en apretar" les dijo a un grupo de miembros de los Comités de Defensa de la República para que no flaquearan y siguieran incendiando las calles de Barcelona que todos vimos arder.


Al igual que un círculo vicioso de odio y violencia hemos visto cómo prende en la conciencia de los escolares, hay que pensar que otro de signo contrario, el de “estrategias motivadoras y persuasivas basadas en la calma, la reflexión, el diálogo y el buen ejemplo”, pueda fructificar. Pero no hay que engañarse: lo virtuoso cuesta esfuerzo, perseverancia, ingenio, buen hacer y mucho cultivo; no sale gratis ni espontáneamente. Es más difícil que sembrar la cizaña que crece espontáneamente.


Hay que añadir algo más según nos instruyen las protestas de desobedientes (Podemos dixit) que no defienden independencia sino libertad de expresión (de expresarse apedreando a la policía con adoquines, quemando en las calles todo lo que arde y destrozando las propiedades ajenas). Se trata de que como lo políticamente correcto es que no haya violencia de ningún tipo, quien gobierna decide inhibirse de aplicar la legítima y debida violencia institucional que está en su mano, no vaya a ser que ocurra una víctima entre los insurrectos, los haseles monten la Dios es Cristo y quien gobierna pueda llegar a perder el poder, que es lo peor de todo (para el que lo tiene).