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Mentalizar (se), concienciar (se); 70.

El domingo pasado recorría jadeando mis veredillas de El Escorial cuando me crucé con un matrimonio maduro que iba charlando … Al cruzarnos, cacé esta perla de su cháchara:

Tenemos que mentalizarnos y acostumbrarnos a lo moderno.

Extraordinario. ¿En qué tendría que mentalizarse aquel sólido y apacible matrimonio?

Esta entrada, como otras muchas que nos invaden, está anclada en procedencia inglesa. En este caso, en el verbo inglés mind. Esta palabra yo la conocía como sustantivo pero no como verbo. La descubrí como tal un día que estaba en una cola. Los ingleses son muy estrictos en esto de las colas, y muy respetuosos con ellas, pero siempre se dan las excepciones. La mujer que estaba delante de mí vio cómo un menda intentaba colarse delante de ella; oí que le dijo: “¿Do you mind?”.


Al tal verbo lo encuentro en los diccionarios con acepciones como éstas: Recordar, importar, cuidar, tener cuidado, tener cuidado con, hacer caso de algo o de alguien, considerar, prestar atención a algo, fijarse … y hasta ¡OBEDECER!


Total, que mi compañera de cola, muy fina ella, le estaba diciendo al otro algo así como: “¿Le importaría mentalizarse de que no debe hacer eso?”

Mentalizar se ha construido sobre el adjetivo mental, igual que bestializar(se) o brutalizar(se) se han construido para significar hacer(se), volver(se) bestial o brutal. [Lo que ocurre es que] mentalizar(se) no quiere decir volverse, hacerse mental.


Chocante es lo que delata su extraño significado. Probablemente tales palabras se nos han colado por dos vías distintas aunque de una sola intención: la propaganda comercial y el activismo político. La sociedad de consumo ha puesto como ideal humano la compraventa y precisa para subsistir una acción que desconsuele si cualquier objeto resulta duradero y haga desear su consumación.

¿Ustedes recuerdan la magnífica película que protagoniza Alec Guiness, El hombre del traje blanco?

Para lograr tal prodigio, los expertos en publicidad han de mentalizar y concienciar a la gente, han de vapulear su sesera hasta anestesiarla.

El paseante de El Escorial, con su “hay que mentalizarse” se refería a una disposición difusa del ánimo para recibir cuanto quisieran colarle.

Norma y uso del idioma; 85.

Hace poco se me preguntaba en una encuesta qué tipo de lengua debe enseñarse a los escolares, si la estrictamente académica, absolutamente divorciada del contexto lingüístico en que se mueve el alumno, o una lengua que, de algún modo, considere ese contexto y admita determinados hechos de habla como totalmente aceptable.

Pregunta maniquea donde las haya: O la jerga, o la Academia. Me adelanto a hacer mi propia aportación como profesor universitario que he sido en el campo de la Ingeniería. Con mis alumnos había acordado que, en los exámenes nadie recibiría un suspenso por una falta de ortografía pero, para aprobar, habían de responder debidamente al fondo de las cuestiones. Si éste era satisfecho, y no había faltas de ortografía, la nota sería la ajustada al caso pero, si las hubiera, la nota se rebajaría al aprobado raso, aunque en caso contrario hubiera merecido un sobresaliente.


Cuando hablo de faltas de ortografía me estoy expresando en modo resumido, porque en ello está incluido todo lo que se refiere a la calidad del lenguaje. Estábamos de acuerdo en que no es admisible que un ingeniero, en su actividad profesional no fuera capaz de dar forma con lenguaje entendible a lo que tiene obligación de proponer a los demás.


Nuestro autor responde muy preocupado:

… no deja de alarmarme la posibilidad de que el profesor haya de asumir la responsabilidad de calificar como admisibles “determinados hechos” de la expresión espontánea escolar… Me temo que se acabará proclamando que el monte entero es orégano.

… Creo que la tarea de los profesores consiste en modelar e incluso domar aquella espontaneidad, la cual, en un número grande de casos no es tan espontánea como se cree: su principal componente es imitativo (familia, amigos, cine, televisión …).

Idioma y ciudadanía; 89


Hoy, todo se politiza (Politizar: dar orientación o contenido político a acciones, pensamientos, etc, que, corrientemente, no lo tienen): desde la judicatura a la enseñanza pasando por el lenguaje. O dicho de otra forma, hoy siempre aparece alguien que, aprovechando que puede coger el rábano por las hojas, hace causa, en su beneficio, para desviar cualquier cosa injusta a la justicia de la que se hace representante y paladín responsable.