Desarrollo, empleabilidad y formación profesional.

El uso de los términos crecimiento y desarrollo lleva continuamente a confusión, unas veces interesada y premeditada, y otras por desconocimiento o falta de sutileza. No es de extrañar tal confusión cuando el propio Diccionario de la Real Academia apenas los diferencia.

Cuando se analiza el Nuevo Paradigma a la luz de los límites del crecimiento debe quedar muy claro qué se entiende por una cosa y por la otra.

Crecimiento es: Recibir aumento por añadírsele nueva materia (de ahí que le sean inherentes unos límites).

Desarrollo es: Progresar, social, cultural o políticamente.


Grosso modo, un país rico tendrá, poco crecimiento y gran desarrollo. Uno pobre, en cambio, tendrá gran crecimiento hasta alcanzar su nivel de equilibrio, y un paulatino desarrollo. Éste no se puede improvisar, es de lenta implantación por tener parte en él la condición humana, mientras que el crecimiento puede aplicarse más rápidamente porque depende fundamentalmente de la técnica y del capital disponible.


Aclarada la cuestión, es fácil colegir lo que cabe esperar de nuestro desarrollo:

- Se añadirá nueva materia a la ya disponible sólo en el caso de que la industria de mantenimiento lo requiera, o de que ese aumento se corresponda con nuevos hallazgos del ingenio humano que respeten la huella ecológica.

- Experimentará grandes progresos.

- Por otra parte, y en su relación con los países pobres, participará tanto en el crecimiento como en el desarrollo de los mismos.


     Los empleos serán los que se requieran para esos tres modos de actividad. Serán sólo los necesarios y no los ficticios que ahora se crean sólo para cubrir el expediente de tener que emplear.

No me resisto a copiar lo que dijo Harry Hopkins, Director de la Agencia para el empleo en 1935, los tiempos de la New Deal de Franklin D. Roosevelt en lucha contra la Gran depresión: Hemos creado cuatro millones de empleos, pero, por el amor de Dios, no me preguntéis a qué se dedican.

Desaparecerán empleos innecesarios y se crearán nuevos, y en todo caso se repartirá el trabajo disponible según jornadas de tiempo variable.

De la Formación Profesional hay que decir poco que no se dijera antes, pero sí algo. Al aparecer nuevos empleos, habrá que formarse para ellos y, sobre todo, habrá que enfatizar la formación permanente porque esa situación de nueva empleabilidad será continua.


La competitividad siempre ha estado asociada a la productividad, y ésta consistía en tener un buen diseño, unos buenos métodos, unos útiles bien estudiados para minimizar su desgaste, un buen análisis de tiempos y movimientos, un poka-yoke en una fase crítica, unos automatismos bien concebidos, una buena decisión entre una máquina polivalente o especializada, un jit, unos proveedores de fiar, un buen programa informático que gestionara debidamente la producción integrada, unos círculos de calidad que fueran modelo, etc.


Hoy no. Hoy todo el mundo habla de productividad pero, cuando lo hace, está pensando en otra cosa. El Sindicalista dirá que se pide competitividad a costa de que los trabajadores ganen menos, como en China, donde no se respetan los derechos humanos (dirá para presumir de humanitario). El Empresario añadirá que aquí la ADSL es mucho más cara que en Francia y así no se puede competir. El fabricante de algo, que el gobierno le muele con más impuestos que los que su competidor sufre en Inglaterra. El Gobierno dirá que en España se investiga menos que en Alemania y que así no puede ser. Los transportistas argumentarán que el gobierno les da subvenciones ridículas a sus combustibles …


     Total, que en este terreno se juegan todo tipo de escaramuzas, cuando no batallas e incluso guerras. Si la Ingeniería quiere hacer algo positivo en esta materia, tendrá que crear un foro semejante al think tank de que hablé antes pero orientado, precisamente, hacia la Competitividad. Y no sería tarea fácil: Se parecería mucho a un programa de gobierno.


Si prescindimos del constructo subyacente en lo referente a políticas, subvenciones, derechos adquiridos, libertad, dificultades varias, fiscalidad, etc. y añadimos la igualación de enseñanzas a que fuerza Bolonia, sólo le queda a la Ingeniería española el recurso de que sus estudiantes sean más aplicados, más profundos y más curiosos que los demás. Sus profesores, más sabios y polivalentes. Sus investigadores, más creativos para poder hacer mejor más, con menos. Sus innovadores, más ágiles, realistas e ingeniosos. Sus emprendedores, más valientes e intuitivos.

Y así sucesivamente.

Copio de Jorge Unde, Director General de Sener:

“En la profesión de Ingeniería el reto de la creación, de concebir, de inventar, de proyectar, construir y operar nuevas creaciones es nuestro quehacer diario. Esto de la ingeniería consiste en aplicar nuestros conocimientos para dar soluciones a los problemas técnicos en proyectos reales y útiles para la sociedad.”


Como se ve, nada nuevo bajo el sol, aunque es bueno recordarlo. Es lo que se ha hecho siempre que se ha tenido conciencia ingenieril y lo que habrá que seguir haciendo. Las circunstancias a las que habrá que adaptarse serán distintas cada vez, pero la esencia es la misma.

También se puede pensar en términos de cooperación más que de competitividad. He aquí un ejemplo inspirado en el consorcio Airbus. Hoy en día las plantas de investigación son muy costosas, de gran complejidad e integran conocimiento que tal vez no está a nuestro alcance. Sin embargo sí estamos en condiciones de aportar componentes investigatorias útiles para todos y productivas para nosotros.


Modelos de futuro de la Ingeniería y su papel en la Sociedad.

Como el Nuevo Paradigma de Límites es lo más importante que se nos impone ya desde nuestro planeta, lo mejor y más útil que puede hacer la Ingeniería española es ser pionera en tan crucial empresa. Ello nos traerá beneficios. Ya se empiezan a ver Consultores de Ingeniería que orientan su trabajo en la línea del nuevo paradigma.


Y una consideración final. Se observa por todas partes, en todos los países ricos, España incluida, un acusado movimiento a favor de la sostenibilidad, lo cual suscita dudas y alguna reflexión.

Lo primero es que todo hace pensar que se trata de un movimiento, es decir, de algo puramente cinemático para adaptarse a la moda. No se aprecia demasiado dinamismo ni demasiada sinceridad. Muy bien podría pensarse que en el fondo se entiende la sostenibilidad como equivalente a sostener la forma de vida consumista que llevamos.

Aún así, ese movimiento es necesario. Ojalá desemboque primero en movimiento hacia la sinceridad y luego en una dinámica fructífera: la dinámica de los sistemas que gobiernan nuestro planeta, mal que nos pese.


BIBLIOGRAFÍA

Para más detalles sobre la huella ecológica, ver:

(1)  http://es.wikipedia.org/wiki/Huella_ecol%C3%B3gica#cite_note-1

(2)  http://www.footprintnetwork.org/en/index.php/GFN/page/methodology/


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