En el nuevo paradigma, la proyección exterior de nuestra ingeniería no debe diferir mucho de la actual, pero añadirá una nueva componente muy importante. Ahora nuestras relaciones vienen siendo las habituales con los países de nuestro entorno, pero en el futuro previsible se harán muy activas, además, con los países pobres, y vendrán determinadas por el efecto de vasos comunicantes.


     El objetivo será dotar a esos países de las infraestructuras que necesiten, si bien conciliando los siguientes extremos:

- Han de ser de última generación, es decir ha de evitarse que tengan que pasar por todas las fases del desarrollo previo ya superadas en los países ricos.

- Pero al mismo tiempo, tampoco habrán de alcanzar las sofisticaciones que incluso para los países ricos serán superfluas y por tanto prescindibles.

- Además, los proyectos, procesos y ejecuciones estarán diseñados para las necesidades de los países receptores que, evidentemente, son distintas de las de los países-fuente en el esquema de los vasos comunicantes.


     Comoquiera que en los países pobres abunda la mano de obra y escasea el capital, justo lo contrario de lo que ocurre en los países ricos, desde estos habrá que hacer mucho de lo que yo llamaría Nueva Reingeniería, es decir una reingeniería de adaptación que no tiene nada que ver con lo que hoy se conoce como Reingeniería (cambiar todo lo necesario para obtener grandes, espectaculares, agresivos y rápidos éxitos en los negocios). Es ya momento de cambiar la palabra agresividad (en su forma y sentido) por la de firmeza, con todas sus consecuencias.

Yo añadiría la siguiente observación. Lo dicho se refiere a España, pero teniendo en cuenta que el Nuevo Paradigma de Límites afectará a todos los países, el modo de exportación a nuestro entorno habitual se asemejará al actual, pero matizado por el Límite y la atención a la huella ecológica.



Dependencia tecnológica e iniciativas para reducirla.

     Lo primero que habría de hacerse es, como en tantas cosas de la vida, una reflexión con los ingredientes que se indican a continuación y que podría tener este esquema:

- Humildad para admitir qué tecnologías no podemos acometer.

- Valor para acometer aquellas que sí están a nuestro alcance.

- Sabiduría para distinguir entre ambas.

- Decisión de echarle valor a lo conveniente poniendo en ello todos los medios necesarios.


     Lo mejor es que esa reflexión se la haga cada rama de la Ingeniería, pero con algunas connotaciones de carácter general; por ejemplo:

* Lo que esté a nuestro alcance debe estarlo no sólo al alcance técnico, sino económico también.

* En este sentido, no estaría de más echarle valor emprendedor a la cosa, desde la situación de cada cual: si lo económico no está a nuestro alcance pero estamos convencidos del valor técnico y de futuro de nuestro planteamiento, por qué no pedir un crédito al banco ya sea desde la Politécnica o desde la Empresa privada en la que trabajamos?

* También se puede intentar asociar nuestra iniciativa tecnológica a terceros, es decir, a empresas que por afinidad con el asunto pudieran interesarse en el empeño.

* Como ejemplo de otras iniciativas que puedan aportarse, ofrecemos la que aparece en el portal del IIE; Comités; Comité de Inventiva y Creatividad; Actividades; Ingenieros Inventores o Innovadores; Jesús de la Peña Hernández, ver documento. También alcanzable en inginventores1


Investigación, desarrollo e innovación.

     Los Emprendedores Técnicos se lamentan de que en España no se hace investigación tecnológica. Sí reconocen que se haga investigación pura en las Universidades no técnicas. Para entendernos, se hace investigación de base en la U. Complutense pero en la U. Politécnica ni se investiga en lo técnico ni se desarrolla lo que otros han investigado.


     No sé cuánto fundamento puedan tener esas afirmaciones, pero las he oído salir de la boca de más de uno (todos, excelentes ingenieros de especialidades diferentes, y grandes emprendedores).

     No creo que el remedio sea demasiado complicado; más bien pienso que se trata de superar barreras burocrático presupuestarias que sí permiten que los alumnos compitan en juegos de investigación con otras universidades, pero no que la U. Politécnica pueda colaborar en plan de negocio investigador con la empresa privada.


En este sentido tal vez sea procedente dar la noticia de que ahora se cumple el 25 aniversario del Instituto de Investigación Tecnológica adscrito a la ETS de Ingenieros Industriales del ICAI (U. Comillas).

     Este IIT fue creado por el Ingeniero del ICAI  J. I. Pérez Arriaga, Dr. por el MIT y hoy Académico de la Real de la Ingeniería e Investigador Asociado, precisamente del MIT. Desde siempre, el IIT ha trabajado en estrecha colaboración investigadora con las empresas, tanto privadas como públicas.


Enlazando con lo anterior se puede añadir que, precisamente en el ICAI (no sé si también en otras escuelas de ingeniería) existen cátedras especializadas que se identifican con los nombres de la empresa que las patrocina. Evidentemente el campo de interés de la empresa tiene que ser el mismo que el de los contenidos didácticos y de investigación de la cátedra en cuestión.

Por todo ello sospecho (no tengo certeza) que la empresa se beneficia de alguna rebaja fiscal. Y podría ocurrir que, incluso, el producto resultante de la investigación, al ser puesto a disposición de la empresa patrocinadora o del mercado libre, también pudiera tener un tratamiento fiscal favorable.


La empresa como aprendizaje continuo y como “comunidad moral”

En el Modelo de Crecimiento vigente la eficacia de una empresa se mide por la rapidez y facilidad con que se gana dinero, aunque la avaricia se adorne con eufemismos tales como las prácticas de buen gobierno, la responsabilidad social corporativa y otros ornamentos que ya no se cree nadie.


En cambio, en el Modelo Desmaterializado del porvenir, la cosa se parecerá más a lo que ocurría antes, cuando no estaba exacerbada la prisa por crecer: lo funcionales que fueran los diseños y los procesos medía la eficacia. Eso infundirá sosiego y estímulo a los trabajadores que sentirán de cerca cómo su esfuerzo tiene consecuencias positivas para ellos y para la empresa.

Quienes hemos vivido la experiencia reciente de la implantación de la Calidad Total en una empresa sabemos que esa comunidad moral, ese espacio de aprendizaje es no sólo posible, sino muy gratificante.


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