Empleo, salud, consumo de energía. Creo que hay mucho que revisar al respecto. Hoy, cualquier empleado llega en coche a su casa, lo deja en el aparcamiento de su bloque, toma el ascensor a su piso, se cambia, llama el ascensor de nuevo y, seguramente se va en coche al gimnasio porque necesita ejercitar su cuerpo cansado de estar todo el día sentado. Ni se le ha ocurrido subir y bajar por las escaleras: tiene demasiada prisa.

En el afán de que la máquina sustituya al hombre en los trabajos sucios llegamos a que la sofisticada máquina barredora suple a unos cuantos barrenderos. El conductor de la máquina seguramente tendrá que ir también al gimnasio por lo mismo que el empleado de antes.

En cambio, de conservar los barrenderos tradicionales para hacer frente a la oferta de trabajo, tendríamos unos hombres que no necesitarían ir a ningún gimnasio porque se ejercitarían mientras trabajan. Con el empleo de unas herramientas elementales, se evitarían las fuertes inversiones en máquinas de barrer y en la sofisticada maquinaria gimnástica que tanto recuerda a los artilugios de tortura que empleaba la Inquisición.

Acostumbrémonos a hacer el balance en huella ecológica de las cosas que analizamos. Con el grado de detalle que cada circunstancia requiera. Debemos saber que huella ecológica significa lo siguiente: Es la cantidad de terreno que se ha calculado como preciso para suministrar los recursos naturales consumidos por la población de varios países y para absorber sus residuos (Wackernagel).


En el caso de las máquinas de gimnasio o de barrer, habrá que tener en cuenta el capital que incorporan, la materia y la energía que se requirieron para que desde su diseño llegaran al punto de utilización; la energía que consumen en funcionamiento; su capacidad de ser recicladas y el coste de esa operación; la cuantificación valorada del residuo final en que se convierten cuando dejan de ser útiles. En fín, como dicen los ingleses, una especie de historial clínico desde la cuna al sepulcro: El ciclo de vida del producto, pero con significación ecológica.

Claro, lo práctico del sistema estriba en comparar aquellas complicadas máquinas con un escobón de retama, o unas espalderas y una cuerda de saltar a la comba.

Son ejemplos de caricatura, si se quiere, pero que pueden hacer reflexionar sobre la situación a que nos conduce este modelo de sociedad comodona y derrochadora.


Composición del PIB dentro de un modelo sostenible: He aquí el fondo de la cuestión. De toda la cuestión. Cuando se resuelva, la humanidad habrá dado un paso de gigante. Y para ello hace falta que se junten economistas, sistemistas, contables, emprendedores, ingenieros, políticos, estadistas y sociólogos.

Con el PIB no pasa como con el IPC que es una construcción hecha con unos cuantos componentes elegidos y ponderados, y según convenga a la ocasión de cada periodo de tiempo.

El PIB, en cambio, recoge toda la producción que se ha hecho en el Interior de un país durante un año (no se puede elegir ni descartar nada), y está hecha de estos cinco sumandos:


La producción (oferta) que ha dado lugar al consumo (demanda).

         La inversión que se hace para producir y consumir en el futuro (al plazo que corresponda).

El gasto público, que es una forma de consumo.

Las exportaciones, que son para que se consuma o invierta en otros países.

Las importaciones (con signo negativo y, para consumo o inversión Interior).


Como se ve, los cinco componentes, y por tanto el PIB, tienen inoculado el consumo. Y como se dice que el PIB tiene que crecer con tasa acumulada del 3% anual para poder empezar a crear empleo, pues si queremos evitar el paro habrá que consumir exponencialmente.


Esto es lo que se dice, pero cualquiera se pregunta: Y si un año el PIB crece entre 0 y 3 %, es decir, incluso si no llega a crecer, qué pasa? Si ese año se mantiene la producción, el consumo y la fuerza de trabajo del año anterior, pasa algo malo? Tal vez se dirá que como suben los precios, la gente se empobrece. Y por qué han de subir los precios en una economía estabilizada y no (como balance) en otra de crecimiento exponencial?


Y en última instancia, qué necesidad hay de crear nuevos empleos? En una economía estabilizada no hacen falta. A menos que la población crezca exponencialmente. Lo que ocurre es que una economía estabilizada no se puede conseguir con una población que crece exponencialmente. Con ello se llega al núcleo del asunto: También hay que estabilizar la población.


El PIB no le hace daño a nuestro planeta porque a fin de cuentas se sustancia en números: lo que le resulta ya insoportable es el consumo, que atenta contra sus fuentes y sumideros.

Salta a la vista que el crecimiento exponencial es un disparate insostenible con el tiempo. Pero es lo que practicamos y creemos a pies juntillas como lo mejor, aunque parezca asombroso.


Volvamos a ver qué pasa con el crecimiento de la población. En España, desde 1950 hasta nuestros días se han sucedido tres modelos:

Del 50 al 81 la población creció casi 10 millones en 30 años, con una tasa exponencial anual de 0,95 %.

Del 81 al 2001, creció la población 2,76 millones en 20 años, con tasas exponenciales decrecientes al 0,35 % y rayanas al final en incrementos negativos.

Del 2001 al 2008 (sólo 7 años), la población creció más de 5 millones y medio  con una tasa exponencial de 1,85 %.


Al llegar aquí no puedo menos de recordar el sombrío chiste de Máximo en el periódico ABC que muestra un mapa de España punteado todo él por pequeños trazos que representan a una gran masa de personas soportando una gigantesca pancarta en la que se lee: “sobramos 4 millones”.

Son los millones de parados que, a la vista del tercer modelo de crecimiento poblacional y, teniendo en cuenta el crecimiento puramente vegetativo, son los mismos inmigrantes que hemos acogido en estos últimos 7 años para que nos fabriquen coches y viviendas y nos saturen los fondos de armario que abarrotan de textiles los centros de nuestras ciudades y pueblos. Como muestra la realidad de los invendidos, todo ello muy útil y necesario.


Pero hemos demostrado que si la población desciende por debajo del límite de reposición, hay una solución fácil y de efecto rápido: la inmigración. Que en nuestro caso ha superado la necesaria reposición con la consecuencia añadida de no saber qué hacer después con ella: Todo un ejemplo de imprevisión y de improvisación.

Lo anterior muestra que el crecimiento exponencial (tanto de la población como del capital industrial) resulta insostenible en un espacio finito con recursos finitos.


En el Nuevo Paradigma de Límites que hemos analizado está claro que serán predominantes las actividades desmaterializadas o cuasi desmaterializadas. Por ello, antes se ha incluido la necesidad de que participen los contables, aparte de los economistas, porque hará falta llevar bien las cuentas de la casa en un contexto al menos parcialmente distinto del actual. Teniendo en cuenta, sobre todo, que ha de primar el valor ecológico (el índice de la huella ecológica es fundamental) sobre el económico.


Ya empiezan a aparecer bancos con políticas de gestión de nuevo estilo. Son los llamados bancos éticos que se caracterizan, entre otras cosas, por no conceder créditos a empresas que contaminan o que están relacionadas con los armamentos, para concederlos, en cambio, a negocios que se apoyan en la ecología o que tienen que ver con el progreso social (enseñanza, atenciones humanitarias, etc). Oí decir al director de uno de ellos que su objetivo era cambiar el mundo apelando a la conciencia, añadiendo que ese tipo de apelación, desconocida hasta ahora, puede resultar revolucionaria. Y esos bancos siguen ahí, en pie. Incluso hay Cajas de Ahorro que pretenden imitarlos. Seguramente sin muchas esperanzas de éxito dado el poder aplastante de lo establecido.


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