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En el cumplimiento de Tordesillas hubo una lenidad por parte de España, que Portugal aprovechó hábilmente. Los portugueses, de facto, corrieron el meridiano tordesillense más al oeste de lo previsto aprovechando la circunstancia de que los reyes españoles Felipe II, III y IV eran también reyes de Portugal. Cuando éste se independizó de España, Portugal se encontró con un Brasil aumentado.


Mi desconocimiento de todo esto viene de que cuando estudié Tordesillas en mi Bachillerato, sólo me fijé en medio meridiano, el de nombre tan cercano a Valladolid; el otro medio, el antimeridiano, como si no existiera. Mis primos chilenos, que son más listos que yo, tienen a sus nietos trabajando, o en medio del lago (en Nueva Zelanda, sin ir más lejos, es decir, en nuestros propios antípodas) o en los antípodas de su norte chileno, es decir, en su orilla de enfrente del lago, en Hong Kong. O sea, que, increiblemente, el Lago Español es tan extenso como medio mundo.


Ya dije antes que el cronista Solís no es tenido en cuenta por Tamames. Sin embargo yo he aprendido de él algo importante tocante a traducciones. Copio de las páginas 115 / 116 del libro de Tamames:

Gerónimo de Aguilar, irreconocible en su atuendo indígena y con sus vistosos tatuajes, alcanzó a la expedición en su propia piragua: su amo maya aceptó generosamente, que se fuera libre con sus compatriotas.

Aguilar se había perdido tiempo atrás en otra expedición, pero al presente fue hallado en Yucatán por Cortés cuando éste iba camino de Veracruz desde Cuba.

Allí, los mayas regalaron veinte mujeres a los españoles, entre ellas estaba Malinche o Malintzin –también conocida como Tenépatl por su facilidad de palabra-, muy joven, esclava náhuatl, propiedad de unos mercaderes locales.

Aguilar y Malinche hablaban  la lengua maya y ella, además, el náhuatl, así que los dos formaron el equipo traductor que para Cortés fue imprescindible en su relación con los mexicas, sobre todo hasta que Malinche aprendió español, que debió de ser muy pronto.


A mi juicio en ese equipo faltaba un tercer elemento, a saber, la tropa. Apostaría que es ésta la que tradujo Malintzin por Malinche. Ello tiene la misma pinta que lo que considero el paradigma de lo fantástico en etimología: al dios azteca Huitzilopochtli los españoles de Cortés lo llamaban Vichilobos según cuenta Solís que relata Bernal Díaz del Castillo.     


Para no dejar en el aire algo más de la cuestión traductoria, voy a adelantarme un poco con los populares mariachis mejicanos. La palabra viene del francés mariage como metonimia desde la palabra boda a la denominación de la música, los músicos y las canciones habituales en las celebraciones matrimoniales, particularmente en tiempos del emperador mexicano importado de Francia.

En 1860 los líderes conservadores solicitaron el auxilio de Napoleón III de Francia que acudió en auxilio de los monárquicos mexicanos con un poderoso ejército que impuso como emperador de México al archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo. Maximiliano I sólo duró tres años.

Como se ve por los tres nombres traducidos por la gente mexicana (Malinche, Vichilobos y mariachi), la letra ch es de su preferencia (y de la mía: Chelo, Chechús, Micheviche, Coqueluche, Cuchicuchi y alguna otra).


♪ Guadalajara en un llano,

México en una laguna ♬


Otra cuestión que me interesa resaltar es la hazaña naval de Cortés en la conquista de la ciudad de México. Para mí y tal vez por deformación profesional de ingeniero, lo que me resulta más increíble es que se puedan construir bergantines tierra adentro y transportarlos a gran distancia para ganar en un lago una batalla decisiva.


Pienso que quienes conocen el Xochimilco de hoy con sus canales, trajineras y mariachis deben pensar cuando lean el capítulo de los trece bergantines, lo mismo que expresó, condolido, el actor Luis Escobar cuando en la película de Berlanga PATRIMONIO NACIONAL regresa a su palacio de Madrid (el de los marqueses de Linares en Cibeles) que está todo hecho una pena: “Hay que ver cómo ha quedado todo esto; … justo aquí es donde hacíamos nuestras naumaquias, señalaba …”