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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Cuando salió de su Vivar natal camino del destierro iba desnudo de posesión alguna. Sus bienes y haciendas habían quedado incautados. Necesitaba dineros para dejar en custodia a su familia y sobrevivir hasta conseguir unos nuevos con su esforzado brazo. Es decir, cuando obtuviera botín en sus enfrentamientos con los moros.


La buena fama es aval suficiente para poder hablar bien de una persona, pero no para que unos judíos le den a uno dinero en préstamo. Ingeniosa solución que comparte con sus íntimos:


Con vuestro consejo          bastir quiero dos arcas,                     (construir)  

inchámoslas d’arena          ca bien serán pesadas,                     (llenémoslas de arena para que pesen mucho)

cubiertas de guadalmeçí          e bien enclaveadas                    (forradas de rico cuero y bien claveteadas)

por Rachel e Vidas          vayádesme privado                      (id a buscar enseguida -acepción celta- a    los dos judíos).


Martín Antolínez, el hombre de confianza del Cid, se reune con los judíos y les dice:


    Tiene dos arcas          llennas de oro esmerado

    ..........

    Aquellas non las puede levar,           si non, serién ventadas

    el Campeador          dexar las ha en vuestra mano

    e prestalde de aver          lo que sea guisado.

    Prented las arcas          e metedlas en vuestro salvo;

    con grand jura          meted í las fe(de)s amos

    que non las catades          en todo aqueste año.


Es decir, las dos arcas que el Cid tiene llenas de oro no se las puede llevar porque, al descubrírselas, serían requisadas. Don Raquel y Don Vidas, bajo juramento, han de tomarlas secretamente en custodia sin siquiera mirarlas durante un año.


Los judíos deliberan y acuerdan con Martín Antolínez prestar al Cid 600 marcos. Piden un beneficio a cambio (el interés), pero, cegados por el aparentemente enorme valor de la garantía, no lo concretan. En nombre del Cid les promete: mientras viváis ya no seréis pobres. Eso sí, antes de soltar los 600 marcos, los judíos exigen tener en su poder las arcas.


Obsérvese el efecto de fonología sintáctica en "prestalde" por prestadle. Esta migración de consonantes recuerda la de la iod (la y consonántica) en los verbos líquidos griegos.


Siguiendo el orden cronológico, lo topológico nos conduce a Medinaceli con ocasión de que es allí donde confluye la familia del Cid proveniente de Cardeña y la misión del Cid que desde Valencia salió a su encuentro.


La mujer e hijas del Cid venían acompañadas de Minaya Álvar Fáñez, antes enviado desde Valencia con regalos para Alfonso VI y con el encargo de traerse la familia. Llegaron a Medina poco antes que los procedentes de Valencia.


No hay sino observar con admiración la perfecta logística que se cumple en una situación tan compleja, con tan escasos medios y llevada a término con absoluta precisión. Todo se relata en la tirada 83, que, con sus 142 versos es la tercera más larga del poema. A su vez el propio poema es un modelo de cómo contar sucesivamente, ya que no hay otro remedio, los acontecimientos que acaecen simultáneamente.


Por cierto, nuestros conocidos judíos, los prestamistas, al ver lo generoso que Álvar Fáñez es con el Rey (naturalmente esto era prioritario para el Cid) y que a ellos no les tocaba nada, dicen:


    "Merçed, Minaya,           cavallero de prestar!

    Desfechos nos ha el Çid,           sabet, si no nos val;

    soltaremos la ganançia,           que nos diese el cabdal"


Es decir: Vos que sois caballero de fiar, sabed que el Cid nos arruina si no nos ayuda: estamos dispuestos incluso a perder los intereses si nos devuelve el principal.


A lo que Minaya Álvar Fáñez responde:


    "Yo lo veré con el Çid          si Dios me lleva allá;

    por lo que habedes fecho          buen cosiment y avrá."


(... buen premio obtendreís de ello. Obsérvese la analogía de y con el pronombre personal de 3ª persona francés).


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