Vuelvo a los gráficos del MIT. Muestran que de haberse seguido las políticas por él preconizadas, a partir del año 2000 se habrían estabilizado, y hasta el año 2100, cuatro de las cinco variables estudiadas. La curva de recursos naturales muestra cómo estos decrecerían, como era de esperar, pero de una forma en extremo moderada, sin parangón con lo que estamos acostumbrados a contemplar.


     Si, por el contrario, queremos preservar a ultranza nuestro nivel de vida y adoptamos medidas intuitivas podemos encontrarnos con cosas como éstas (DG 280): En 1970 (recordar que es un modelo que abarca de 1900 a 2100) se aumenta en un 20% la inversión de capital. Con ello se acelera el agotamiento de los recursos naturales. Esto da buenos resultados por algún tiempo, pero luego lleva a catastróficas consecuencias. En torno al año 2020 asciende la contaminación tan bruscamente que ocasiona un descenso sin precedentes de la población mundial, llegando a un quinto en 20 años. Después sí asciende la calidad de vida: como cuando la historia nos muestra situaciones semejantes al paso de guerras, pestes o catástrofes naturales. Por el contrario, la estabilización de nuestro ecosistema se logra mediante procesos sumamente contraintuitivos e impopulares (DG 218).


     Además, esa estabilización de  la sociedad madura que supone una actividad de puro mantenimiento, no satisface al capitalismo que necesita bastante más que eso. Así pues, las empresas privadas se irán retirando para dar paso a un protagonismo mayor de la empresa pública. Pero yo no creo que en el límite, esa actividad privada tienda a cero (RT 131). Lo que sí ocurrirá es que se dará sobre la economía mixta un reparto distinto del actual. Siempre quedarán campos prometedores para la iniciativa privada en el ámbito de nuevas actividades culturales, intelectuales y artísticas, de deporte y ocio sin consumo de materia ni de energía; y de desarrollo de la inventiva y creatividad humanas, que al contrario de los recursos naturales de nuestro planeta, no tiene límites. Habría que empezar por desarrollar el gusto de los individuos por todo esto, ya que como dice Sinclair Lewis en su novela Calle Mayor, no se pueden promulgar leyes que obliguen a la gente a que le guste más una pradera que una escombrera.


     Una tarea intelectual que yo reservaría para la generación del próximo futuro, es la de orientar la aplicación a una sociedad madura, de la energía prácticamente ilimitada que se derivará de la energía atómica de fusión. Esa tarea sería algo así como un CR / MIT-II. Se me abren las carnes de pensar lo que ese caudal de energía puede suponer si la sociedad sigue en manos de los de la propaganda y de los gorditos: en definitiva, de la sociedad de  la camiseta.


     Cercano a mi residencia estaba asentado un campamento juvenil de verano integrado por alumnos de varios colegios de pago. Cuando desapareció su bullicio y ruido natural quedaron al lado de los contenedores de desperdicios enormes montones de camisetas (y prendas de todo tipo en perfecto estado, es decir, con sus cremalleras útiles y por  lo demás impecables -calzado incluido-). Parece que esto es natural para niños, mozalbetes, jóvenes, monitores, profesores, responsables de colegios y padres de alumnos. Incluso habrá quien diga: Y menos mal, porque si no, de qué van a vivir los empleados de la recogida de basuras!


     En las camisetas predominaban los colores y formatos diversos animados con artísticos dibujos y letrerío variado. Leí la procedencia de sus made: China, Marruecos, Pakistán, Kenia, Méjico …


     Y es que claro, la sociedad solidaria de los países ricos se siente obligada a dar de comer a los países pobres. Habrá que ver dónde están ya las solidarias camisetas rojillas que nos han encumbrado al Olimpo del fútbol europeo!


     Como yo pienso con Rouseau que el hombre es bueno por naturaleza, estoy seguro que en la próxima temporada, los de la propaganda pondrán de moda que a esos conciertos solidarios de los monstruos de la canción, el movimiento y los kilowatios sonoros, sus incondicionales fanáticos acudirán por parejas portadores de un tubo de polipropileno de 5 m de largo y 300 mm de diámetro. Terminado el macroconcierto, los de la ONG “Tuberías sin fronteras” se harán cargo del material para ponerlo in situ en los países del made camisetero a fin de que otra ONG, “Agua humanitaria para todos” complete, donde proceda, los proyectos de suministro, potabilización y saneamiento tan necesarios en esos países que con demasiada frecuencia nos amargan la comida de nuestros telediarios.


     Habrá que decir algo sobre la estabilidad de la población, que es cosa complicada aunque análoga a la estabilidad del cuerpo humano. Ésta se refiere a lo individual y la otra, además, a lo colectivo. Veamos el planteamiento que hace DG 45: Todos saben que el crecimiento de la población habrá de detenerse en algún momento ya que la extensión y recursos del mundo son finitos. Mi idea es que deberá detenerse mucho antes de que alcance los límites maltusianos (de 15.000 a 45.000 millones de almas). Pero el crecimiento de la población no podemos detenerlo en 15 días. En los países ricos se tardarán unos 50 años y en los pobres algunas décadas más. Entonces la población mundial será de unos 8.000 millones.


La industria de  la alimentación debe crecer a mayor ritmo que la población para compensar el actual déficit alimentario de los países pobres.


     Creciendo el desarrollo físico y mental de éstos se llegará a que ellos mismos se responsabilicen de su propio equilibrio demográfico tal como ocurre hoy con los países ricos.


     Allí mismo añade DG que la producción de alimentos requiere un gran incremento del consumo de fertilizantes, y que los depósitos de potasa y fósforo no dan para más de 100 años.


     Y yo añadiría que no hay que olvidar el consiguiente aumento de la variable contaminación debida a la intervención sobre el suelo y la añadida por pesticidas, insecticidas, herbicidas, fungicidas, etc. Aunque hay que suponer que estas circunstancias han sido tenidas en cuenta en los estudios del MIT, no está de más señalar que sería bueno disponer de actualizaciones al menos quinquenales de esos estudios para detectar evoluciones imprevistas. Por ejemplo, este año 2008 ya vengo oyendo por distintos conductos de primera mano que los ajos que siempre se han mostrado en extremo resistentes a toda adversidad, ahora están atacados por una plaga desconocida.


     Decía antes que la cuestión demográfica era complicada y habría que añadir que, en gran medida, por razones religiosas. Dice RT 17, textualmente: Razones religiosas de oposición al control de la natalidad, en base al mensaje natalista del Antiguo Testamento.


     Y en RT 162 abunda: … “y los bendijo Dios diciendo: procread y multiplicaos y henchid la tierra …” En realidad el natalismo es la mayor defensa de los pueblos perseguidos, amenazados o esclavizados. Cuando los judíos estaban sojuzgados en Egipto, “los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, llegando a ser muchos en número y muy poderosos, y llenaban aquella tierra”.


     Al principio de mi bachillerato (1942) yo estudiaba que la población de Alemania crecía al ritmo de un millón por año, que era una barbaridad en aquellos tiempos.


     Lo malo con algunas culturas religiosas es que imbrican lo religioso con lo que no lo es de tal manera que pasado el tiempo ya es muy difícil distinguir una cosa de la otra. Un ejemplo de lo que quiero decir es la circuncisión.


     Era ésta una práctica del pueblo judío que en definitiva no tenía otro fin que el de asegurar la posibilidad de procreación de los hombres de la raza judía (ver fimosis). San Pablo, que era judío, asistió en medio de gran polémica al punto de inflexión de tal práctica en la transición de lo judaico a lo cristiano al implicarse la gentilidad en el asunto. Pero yo he vivido hasta hace nada la fiesta de la Circuncisión del Señor, el primer día del año. Por razones que nadie me ha dado, tal celebración ha desaparecido de las celebraciones litúrgicas. Por cierto, sería bueno que el diccionario de la RAE también se actualizara en esta materia.


     La sociedad madura no será, desde luego, la sociedad de las camisetas. Intentaré componer mis ideas con los rasgos extraídos del libro de DG. Las aplicaciones informáticas de complejidad creciente y uso más extendido, así como el teletrabajo, liberarán muchas de las horas del empleo actual. El ahorro sería incluso mayor tan sólo con que hiciéramos los bienes de consumo más duraderos y frenásemos un poco los cambios de la moda que he calculado representa una cuarta parte del esfuerzo industrial (¡Y lo escribía en 1974, cuando no estaban inventados los vaqueros ya desgastados de fábrica!) (DG 133).


     Este ahorro se incrementaría mediante fuertes impuestos desincentivadores de las actividades de despilfarro. Aquí se ve cómo apunta el nuevo equilibrio de la economía mixta al que antes me he referido. El ahorro total habría que reinvertirlo en estas dos vertientes: del lado de los países ricos, para profundizar en la oferta de nuevos servicios necesarios e insatisfechos, y del lado de los países pobres en trabajar junto con ellos (pero no junto con sus gobiernos demo-nepo-despóticos) en la elevación de su nivel material, primero, para dar paso luego, al tiempo de transición a una sociedad madura que ya sería de ámbito universal y no como se viene contemplando ahora desde los países ricos como sólo para ellos.


     Ya sé que con lo de los impuestos fuertes me he metido en el espinoso jardín donde se cultiva el delicado fruto de la libertad y las necesidades.


     Mucho antes de que irrumpieran en nuestras vidas con sus numerosos caballos los grandes y lujosos todoterreno 4x4, me decía el presidente de una gran compañía española de automoción: Van a ser muy prácticos para ir a tomar el aperitivo en los Campos Elíseos. ¡Qué visión la suya, aunque se quedó corto!


     Porque a ver, el hombre es libre por naturaleza y según la ley, así que si quiere y puede, por qué no va a poder satisfacer su necesidad de aperitivo como le dé la gana? Además, mejor estará en sus manos el dinero equivalente al 4x4 y al aperitivo, que en las del gobierno, que ya sabemos todos lo mal que lo administra …


     En sentido parecido se elevan voces desde el bando liberal: La Seguridad Social es inviable, se dice (pero muy buena, añado), así que mejor es que se la pague cada cual (no invento: se lo oí decir a quien fuera presidente de la AEB -Asociación Española de Banca-, ya fallecido). Y yo agrego que como ese cada cual es asimismo más sabio y previsor que el gobierno … pues, claro, a privatizar la SS! Y aquí me gustaría hacer dos consideraciones:


     Primera. ¿Qué tiene de malo complementar con impuestos (sólo si hiciera falta) el fondo de la SS para que siguiera siendo tan buena? ¿Es que no salen del bolsillo de los ciudadanos tanto los impuestos como los aportes regulares actuales a la SS? Se argumentará que todos los aportes no, porque en gran medida salen de las empresas. Bueno, y qué son las empresas sino unos entes propiedad de unos ciudadanos de cuyos bolsillos se detraen también impuestos?


     Segunda. ¿De verdad se cree alguien que el ciudadano es más previsor que el gobierno? Pero éste, no es una fiel representación de los ciudadanos por haber salido democráticamente de entre ellos? Además, quién piensa seriamente que puede haber previsión en esas cabezas que sobresalen de las camisetas de nuestra sociedad actual?


     Hay otra proyección liberal de gran interés. Pregunten a profesionales solventes independientes (quiero decir no sindicalistas) por los problemas de trabajo que viven día a día en los grandes hospitales: Privilegios para las élites, infrautilización de sus magníficas instalaciones, organización francamente mejorable, etc. etc. Visto que desde dentro parece imposible arreglar tal situación ya hay gobiernos de corte liberal que están tomando medidas consistentes en privatizar la gestión (que no la titularidad) de hospitales con miras a que la iniciativa privada que tiene fama de más eficaz que la administración pública, meta en cintura la situación. Y ojalá acierte!


     Porque la cosa no es sencilla. Podría ocurrir que saliéramos de Málaga y nos metiéramos en Malagón. Lo privado sí es más eficiente, pero en los tiempos que corren también es cada vez más avaro. Antes la eficacia se medía por lo funcional que fueran los diseños y los procesos. Hoy esta eficacia ha tocado techo en la práctica. La eficacia que se busca ahora es otra: es la del dinero fácil y rápido. Así que un trabajo de enorme responsabilidad se echa encima el Titular para asegurar que el Gestor lo haga bien.


     Veamos ahora algunas pinceladas sobre educación. DG 168: La educación en una sociedad madura debe combinar la medida de rigor para todos con la competitividad para la élite. Es decir, valoración de la dedicación, el esfuerzo y la responsabilidad. Y estimación y estímulo para las gentes selectas intelectualmente. Todo lo contrario de la tendencia actual que premia el juego, la facilidad y la igualación a la baja, valores todos tan amados por los progres. La excelencia y la igualdad son incompatibles, dice DG más adelante. Claro que, en su tiempo, los centros educativos eran los únicos que se ocupaban de la educación, como parece natural. Lo malo es que hoy, los centros educativos se han convertido en centros instructivos, y la educación es impartida a todo el mundo desde la TV por los de la propaganda. Mientras no madure ésta, nunca madurará la sociedad.


     Resume DG 238: La educación que haga al ciudadano apto para la sociedad madura, debe comenzar en la propia familia. Todo el mundo tiene que recibir una educación con miras a la paternidad, y disuadir a quienes no sean idóneos o carentes de  la adecuada madurez para convertirse en buenos padres.


     La educación comprendida entre los 6 y 8 años, en modo alguno ha de ser enteramente permisiva. El ser miembro de una sociedad rica y permisiva no podrá apreciarse sin un duro aprendizaje.


     Y para terminar. Nadie espere que una sociedad madura, en un ecosistema estabilizado vaya a garantizar la felicidad del hombre. Lo que sí se puede esperar de ella es que le garantice la oportunidad de seguir buscándola.


     Aunque la sociedad se haya despojado de sus camisetas actuales, seguirá observando la vida como un juego de compensaciones, un eterno vaivén entre placer y dolor, conciencia e inconsciencia, crecimiento y disminución, extraversión e introversión, progresión y regresión, vida y muerte. Lo dijo Jung.


     Es decir, la vida seguirá siendo siempre un tira y afloja.



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