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ASIMOV


Título: LA BÚSQUEDA DE LOS ELEMENTOS

Autor: Isaac Asimov. Químico y profesor de Bioquímica en la Universidad de Boston.

Edita: Plaza Janés, divulgación (235 páginas).


Nunca había leído nada de Asimov y bien me alegro de haber tenido esta oportunidad. Mi ignorancia llegaba a confundir su apellido con el de Navokov (ya saben, Lolita). Después he podido ver que su título más conocido es el de divulgador, y yo, la verdad, cuando veo acercarse un divulgador científico, me echo a temblar. Lo sustantivo de Asimov es que es un científico; lo de divulgador es adjetivo.


Es un científico, un profesor que sabe explicar muy bien la lección a los alumnos, en este caso, a sus lectores. Siempre recuerdo la merecida buena fama que tenía Rey Pastor por la excelencia de sus explicaciones en sus clases y en sus libros de Matemáticas.


Por otra parte, yo no estoy en condiciones de entrar en el fondo químico de los asuntos que trata nuestro autor. En cuestiones de química, lo más lejos que he llegado es a


http://www.caprichos-ingenieros.com/ewExternalFiles/quimicas.pdf


Me fijaré en cambio, en la habilidad que tiene nuestro autor para situarse con comodidad entre el nutrido grupo de personajes que trata. Copio de su página 118:

Al fin, uno de los químicos más importantes de aquella época Friedrich August Kelule, de Alemania, propuso: ¿Por qué no convocar una conferencia de los químicos más importantes de toda Europa y discutir el asunto (el asunto, entre otras cosas, era que no distinguían bien los pesos atómicos y moleculares)?


De este modo, en 1860, se reunió el Primer Congreso Internacional de Química en la ciudad de Karlsruhe.

Esta cita me da pie a anunciar que hace unos 26 siglos Isaac Asimov se puso de acuerdo con Tales de Mileto para organizar un Congreso que habría de titularse “La búsqueda de los elementos”. Sin solución de continuidad se mantuvo activo hasta 1962. Siempre lo presidió Asimov que, además, hizo de secretario. El libro de actas del Congreso es, precisamente, el libro que ahora tenemos entre manos.


A las sesiones del Congreso asistían puntualmente todos los convocados (176). Eran aquéllas de carácter abierto, de manera que se permitía el acceso al público en general, a la prensa y a los lectores del libro que nos ocupa.


En el libro hay más de 176 personajes pero he descartado algunos por su participación absolutamente marginal. Por citar un par de ejemplos, no está Napoleón que lo único que perseguía era superar en eficacia científica a Inglaterra, ni MARAT cuyo sino era MATAR a alguien, a su odiado Lavoisier, en este caso.


Veamos la extracción de los participantes. Era muy variada como corresponde a una cuestión tan extensa y tan profunda: se trataba nada menos que de averiguar de qué elementos estaba constituida la Naturaleza. He de advertir que los 176 participantes eran los contados al final del Congreso, ya que al principio sólo se estaba Tales y unos cuantos más. Lo que ocurría es que cuando se incorporaba uno nuevo se quedaba ya hasta el final para enriquecimiento mutuo de los del cotarro.


En la lista podemos encontrar personajes con calificaciones como éstas: