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QUIÉN hay detrás

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Pgs. 1    2     

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Esta vez me ha pasado como otras, y es que empiezo a desarrollar una idea y al final, y como consecuencia de mis delirios, termino en algo que no tiene nada que ver con el principio.


Me gusta la obra de Cristina Iglesias en línea con algunos detalles del arquitecto polaco Jan Boguslawski que ganó el primer premio del concurso internacional convocado en 1963 para construir en la zona de Azca la nueva ópera de Madrid. La obra abortó y en su lugar se edificaron grandes edificios de sedes bancarias entre zonas ajardinadas. Gracias a ello disfruto cuando acudo a mi banco que me ofrece el beneficio de dejarme a su empleada entre mi asiento y una gran superficie acristalada tras la cual emerge airosa, como salida de las copas de los árboles, la muy bella figura de la Torre Picasso … Un recuerdo de las Torres gemelas y de su arquitecto.


Pues es el caso que pensé en el romboide como fuente explotable para mis intenciones. Al final, como digo, nada de nada. Ha salido, en cambio, esto que yo llamo Apoteosis del romboide, por otro nombre El romboide florecido. La figura está hecha con 51 romboides de igual tamaño. Me recuerda (y no sólo a mí) a un cactus florecido. Como aquellos que coleccionaba en abundancia de buen gusto Jonescu en su chalet cordobés de Calasancio. Era el americano llegado a nuestra nueva fábrica para ocuparse de Métodos de fabricación. Hela aquí:

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EL MURO DE LAS EXULTACIONES


Como decía antes, me encanta la obra de Cristina Iglesias y muy particularmente el gran portón del Museo del Prado, sección Jerónimos. A Jan Boguslawski me lo recuerdan permanentemente los grandes aunque proporcionados tiradores de las puertas de acceso a mi vecina parroquia.

     Pues en esa línea va el muro que ofrezco a los judíos por si quieren aprovecharlo cuando se les quede viejo el suyo de las lamentaciones. La nota distintiva me la ha inspirado Antonio Machado: Con las lluvias de abril y el sol de mayo / algunas hojas verdes le han salido (al olmo seco).

Por lo demás, lo de siempre: papiroflexia convencional de monte y valle y arrugopapiroflexia aplicada a papeles de doble cara para formar vistosos gurruños en contraste con las rectas de los dobleces y los cuadriláteros alabeados.

Con un recuerdo cariñoso para mi pequeña Casio (90 x 60 x 6) que dispone de una función generadora de números aleatorios que ha resultado imprescindible: segmentos de longitud aleatoria en la base y en la coronación del muro que, uniendo sus extremos de arriba abajo, producen en el relieve el efecto que buscaba.

Y para terminar con Machado,

Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.


El milagro de que los judíos se lamenten o exulten, según prefieran, pero en paz con sus vecinos.

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