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Pgs. 1    2    3    

TORRE SEVILLA


     Vi este rascacielos en una imagen de Internet cuando ya estaba terminado (Fig.1) y me llamó la atención, es decir, me gustó; inmediatamente pensé reproducirlo en una maqueta según mi limitado saber y entender. Toda mi información disponible era esa fotografía y algunas cosas asociadas a ella.

          Fig. 1

     Averigüé que su arquitecto era el argentino César Pelli

que ya había construido en España, al menos, otros dos rascacielos cuya autoría me era desconocida: La torre Iberdrola en Bilbao y la Torre de Cristal, propiedad de la Mutua Madrileña, en el complejo de los cuatro rascacielos del norte de La Castellana.

     Ambos tienen una cierta relación con mi maqueta. Está hecha ésta exclusivamente con elipses y octógonos de cartulina apilada. Pues bien, el total de estas figuras (44 elipses y 572 octógonos) es de material virgen sobrante del que empleaba Iberduero (después Iberdrola) para sus fichas perforadas. La calidad de la cartulina es excelente. Mi compañero Alfonso Boronat me facilitó esa materia prima.

     Por lo que a mí me parece, y después he podido leer en algún sitio, la Torre de Cristal, aunque con una mayor complicación de caras, se da un aire a la de Nueva York que ha sustituido a las destruidas Torres Gemelas. Ver mi

http://www.caprichos-ingenieros.com/lingote.html


     Me falta añadir lo más importante. Antes de que yo conociera esta obra de C. Pelli él ya era famoso mundialmente por su bella y extraordinaria obra Las Torres Petronas de Kuala Lumpur, la capital de Malasia.

     Volviendo a Sevilla, no me sorprendo al saber que allí, la famosa torre había levantado su estructura con mucha polémica: que en la patria chica de la Giralda y la Torre del Oro viniera a entremeterse una torre-rascacielos era demasiado para muchos sevillanos.

     Por lo que imagino, el diseño de la obra ya terminada era anterior a la polémica. Digo esto porque en César Pelli se aprecia una mezcla de simpatía y respeto por el lugar a que se destina su obra que entraña una gran sutileza.

Me explico. Las Torres Petronas pueden verse como la réplica de una catedral gótica al estilo de las de Colonia o Burgos o, más bien, de la neogótica basílica argentina de Nuestra Señora de Luján. Sin embargo, encajar en un país musulmán una edificación gótica no parecía lo más adecuado, así que Pelli resolvió la cuestión con gran habilidad dotando sus torres de secciones variadas que no son otra cosa que bellos arabescos cuya planta apenas se detecta desde fuera, pero que dotan al conjunto, sorprendentemente, de armoniosos volúmenes.

     ¿Cómo aplaca César Pelli la previsible polémica de la Torre Sevilla frente a la Giralda? De una forma asimismo muy inteligente: Convierte su Torre en un homenaje a la entrañable Giralda. ¿Y cómo lo hace?

     Como he dicho, la superficie de cada planta es una elipse que tiene una peculiaridad: el eje mayor conserva la misma longitud todo a lo alto (Fig. 2), mientras que el eje menor va decreciendo desde la base hasta la coronación (Fig. 3).

Fig.2

Fig.3

     Además, la flecha que se muestra en las Figs. 2 y 3, alineada con el eje mayor de las elipses, apunta a la Giralda. Por añadidura, la coronación de la torre produce una sensación de admiración a la Giralda que resulta opuesta la de “mirarla por encima del hombro” que se tendría si la coronación estuviera inclinada hacia abajo.

     Con todos estos ingredientes se crea un volumen apuntado en la coronación que mira con asombro expandido a la universalmente admirada Giralda.

     A continuación diré algo sobre mi maqueta que, como apunté, partía de datos muy escasos y medios constructivos precarios. Noto ahora, a la vista de las tres figuras que la proporción de ejes que adopté para las elipses no era la auténtica; mis elipses deberían haber sido más redondeadas que las que he construido.

     Ya sé que los trece octógonos apilados para dar cuerpo a cada planta no son tales en la realidad, sino elipses. Adopté el polígono por comodidad constructiva: recortar muchas elipses iguales es más difícil que hacerlo con polígonos de cortes rectos.

     Pinté en rojo los bordes y cantos de las elipses que separan las plantas tratando de emular la estructura externa del modelo que imagino en aluminio anodizado teñido en rojo. Y ello a sabiendas que al fotografiar la maqueta, ese rojo saliente habría de impregnar de un rojo difuso al conjunto de la construcción, que era cosa deseable.

     Ya dije antes que la Fig. 2 deja muy claro que los ejes mayores de todas las elipses son iguales. Distinto es lo que ocurre con los decrecientes ejes menores que en la Fig. 3 repercuten en una pendiente vertical apenas perceptible del 2,7 %. Yo estimo que la convergencia del edificio Pelli es aún menor (un 2,4 %).

     Lo que ignoro es cómo el constructor ha conseguido ese apuntamiento de la torre. A mí me resultaba prácticamente imposible construir la maqueta con esa mengua continua, así que opté por dividir la altura total en cinco bloques de elipses con ejes menores iguales y escalonando los bloques. El resultado no era satisfactorio, así que hube de recurrir a retocar la foto para obtener con Photoshop la continuidad deseada.

     Como resumen, alguien podría pensar que, para al final tener que recurrir a Photoshop, mejor no hacer ninguna maqueta. Mi experiencia contradice esto: sólo fotografiando una defectuosa maqueta, quien la hizo, será capaz de obtener una imagen Photoshop que merezca la pena.